Opinión

Ingenio al descubierto

Captar el alma de la gente es una cualidad que puede darse tanto en pintores (Antonio Montiel) como en psicoterapeutas. Leer la psique, «ver el alma», es observar lo que hay detrás de la máscara (personalidad de supervivencia), haciéndolo consciente, incluso a veces, para la persona que posa para un pintor o se deja analizar por un terapeuta. El último, a quien Antonio Montiel ha retratado el alma, ha sido al Rey Felipe VI: la profundidad de su mirada, «un ingenio especial» que, según el pintor, comparte con su madre, la Reina Doña Sofía. Esa «chispa», solo se muestra ante quien tiene la capacidad para apreciarla. No todos permiten que les vean el alma. No todos se sienten cómodos en presencia de cualquiera puesto que, no todos, son capaces de valorarla y dignificarla. No por ser profesional de la psique se posee esa singularidad. La mayoría se queda en la superficie (conductas), no osando adentrarse en el vasto y desafiante mundo que es el inconsciente. Ante quien posee ese don, ni aun queriendo, podemos esconder nuestra esencia primigenia, no sirviendo de nada las máscaras ni las barreras de disimulo. Podrán mentir las palabras, podrán impostarse las conductas, pero esos «lectores de la psique» lo pillan todo. Según muchos expertos, todos llevamos una máscara social, aunque sea ocasionalmente. No obstante, los auténticos se pasean por la vida sin trampa ni cartón; lo que hay, es lo que se ve. Son líderes natos que viven a su aire, quedando sólo bien consigo mismos. Esos pocos, son singulares, excepcionales, rara avis cual cisnes negros. Si se cruza con uno de ellos, no tema, le verán el alma pero no le criticarán, solo se la retratarán y le darán a conocer la belleza que anida en su interior.