Opinión
El NODO
Este es un artículo para un bisnieto. No es un bisnieto cualquiera, ni siquiera lo es para una nieta vulgar como soy yo, de un abuelo franquista y de otro republicano. Él es, además, bisnieto de rey y dice ser el legítimo rey de Francia. Luis Alfonso de Borbón ha estado muy activo desde que el Gobierno de Sánchez enseñó la patita por debajo de la puerta con la exhumación de los restos de Franco del Valle de los Caídos. Tan activo que no tiene problemas en ensalzar la figura de su abuelo como inspiración de los que aún se preocupan de la patria y de su legado. Habla de la «insuperable obra de su abuelo que permanecerá para siempre». Se ha manifestado en contra de la exhumación y me temo que lo que te rondaré morena. Hoy sacan a su bisabuelo de Cuelgamuros y, le digo, yo no haré fiesta. Primero porque, de los muertos, como están mis abuelos, tengo mucho respeto. Y luego porque no me parece que el legado de su abuelo sea para hacer ninguna fiesta. Pero me gustaría decirle más a Luis Alfonso, que sigue mirándonos a todos dos palmos por encima: mire si hemos sido buenos, mire si hemos aprendido lo que él parece que se empeña en olvidar, que estamos tratando de mirar, contra el encabezonamiento de los suyos, hacia delante desde hace tiempo. Y parece que solo él y los suyos han encallado. Hoy van a tratar, no de homenajear a un abuelo, sino a un dictador. Y por mucho que se empeñen en que el mantra sea el de un jefe del Estado legítimo, quizá deban revisar cuál es el concepto de legitimidad en esa familia. La mía, pobre, de izquierdas y de derechas, pero siempre pobre mientras Franco vivió, hoy va a hacer lo mismo que todos los días: tratar de no revolvernos la mierda. Que pase pronto y discretamente, que ya no existe el NODO.
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