Opinión

Doblaje

Se ha muerto Claudio Rodríguez, actor de doblaje español. Se fue a los ochenta y seis años. Fue la voz de miles de momentos de nuestras vidas: dobló a Charlton Heston (que le agradeció ser famoso en España), de Burt Lancaster, de Dumbledore de la saga de Harry Potter. Durante más de cincuenta años interpretó a Roger Moore, a Anthony Quinn, a George C. Scott o a Gary Oldman en su maravilloso Drácula. Y también fue actor en películas y series. En este país tan acomplejado, tan borrico, tan sumamente cateto, tan alejado de sus identidades, es normal que no se reconozca a talentos tan sublimes como el de Claudio. Sin él, sin su sentido de la interpretación, sin su concepto de la pausa, del silencio, de la respiración, ningún buen actor nos hubiera calado a los españoles. Ninguna buena película nos habría marcado tanto, ninguna buena escena la hubiéramos entendido en su totalidad sin gente como Claudio, sin actores de doblaje tan acojonantes como los que tenemos. Seguramente en Portugal lo lleven mejor: nada se dobla. Se subtitula. Por eso los portugueses nos entienden, hablan español, hablan inglés y lo que se les ponga por delante. O los ingleses, que tienen la suerte de hablar inglés, a pesar de las dificultades de hablar inglés un inglés. ¿Se siente un español que habla inglés mejor que otro español que no lo habla? La verdad es que sí. Olvidan esos españoles que aún quedan algunos que no pudieron permitírselo, que no les daba a sus familiares ni a sus mentores para iniciar aventuras con el dinero de sus padres. Se sienten mejores, tocados por una varita mágica que es una mezcla de dinero y juventud. Por eso quiero darle las gracias a Claudio y a todos los actores de doblaje españoles. Nos siguen dando la posibilidad de no estar leyendo todo el rato y perdernos la escena. No somos perfectos, ni completos, ni guais. Gracias y feliz viaje, Claudio.