Opinión

#FaltaBono

A la Cumbre del Clima en Madrid le ha faltado nada más que Bono de U2. Apareció Bardem (y fue tan innecesario el chafarrinón que hasta pidió disculpas por su insulto) y Greta Thunberg (sobre la que ya he escrito aquí y no quiero repetirme), a la que deseo una vuelta a su adolescencia plena, sana y feliz, por mucho que su causa haya convertido en trasversal la preocupación por el Medio Ambiente que antes no existía en la juventud. Aparecieron ellos y, de pronto, apareció Al Gore (cuya trayectoria aparece con sombras en «Una verdad incómoda» y que, a pesar de sus intentos, nunca desaparecieron) y que en la firma del Protocolo de Kioto sobre la reducción de gases de efecto invernadero cuando era vicepresidente de Clinton aseguró que «aunque es un paso adelante, no nos impone obligaciones»; y Alejandro Sanz, que se hizo una foto con unos indígenas y adelantó que va a medir a partir de ahora la huella de carbono de todos sus conciertos para minimizar al máximo el dióxido y se ha comprometido en usar, en la medida de sus posibilidades, las energías renovables y vehículos sostenibles. Yo quisiera tranquilizarle a Sanz: no se preocupe por sus conciertos en mi caso que no voy a contaminar ni he contaminado jamás en absoluto pero háganos el favor de contener sus enormes ganas de convertirse en icono de no se sabe qué cosa. Canten Vds y dejen de pensar que su sola presencia puede hacer que desaparezcan algunas escenas de su vida cotidiana que no concuerdan con lo que nos quieren hacen pensar a los demás. Revisen sus vidas, cómo pasan su tiempo libre, qué anuncios hacen y qué anuncian. Hay que tener la casa muy limpia para meterse en la del resto. Yo hago, como muchos, lo que buenamente puedo. Y hago bastante. Ya digo que, si aparece Bono de U2, canto la línea y el bingo.