Opinión
Puto nazi
No es que tengamos la piel más fina; es que tenemos la conciencia más asentada. Insultar, como difamar, injuriar o calumniar, sigue saliendo demasiado barato. Sobre todo en los juzgados, donde la mayoría de los jueces– a no ser que les afecte personalmente a ellos– lo enmarcan dentro de la libertad de expresión. Recuerden la sentencia del juez Juan del Olmo, (el instructor del juicio del 11-M) donde aseguraba que llamar «zorra» a una mujer no es un insulto porque ese concepto tiene otras acepciones como la de «persona astuta», que, como todos sabemos, es lo primero que interpretas cuando alguien te dice que acabarás en una caja de pino. Pero este fin de semana, el árbitro López Toca decidió suspender un partido de fútbol por los gritos de «puto nazi» de los ultras del Rayo Vallecano contra el jugador del Albacete, Roman Zozulia .
Que exista la libertad de expresión no le da derecho a nadie a llamar puto nazi a una persona, ni asesino psicópata, ni pederasta, ni maltratador, ni zorra ni puta. Igual que la libertad de circulación y movimiento no te da derecho a sacar un arma y cargarte al primero que pase por la calle. Hay que tener muy claros los límites, especialmente si eres el encargado de que se cumplan y se respeten. Por eso, el árbitro hizo bien en suspender el partido, y esperemos que cree precedente. Es fácil de entender y recordar: mi libertad termina donde comienza la tuya. Que se tenga más cabeza sobre un campo de fútbol que en una sala de juicios ya denota en qué momento estamos.
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