Opinión

En Navidad, regala amor

No todo en Navidad es felicidad a pesar de ser sinónimo de luz y alegría. No toda la gente está en «modo celebrar». Hay quien está solo, sin dinero, enfermo –en casa, en el hospital, en urgencias–, o acompañando a un familiar, puesto que la vida no se detiene ni se hace fácil porque el calendario diga que hay que comer polvorones y tocar la zambomba. Podemos sentirnos dichosos y agradecidos si tenemos salud, familia, hogar y comida en la mesa. Debemos ser agradecidos y sentirnos dichosos al poder compartir la suerte de estar vivos. En mi familia, hay un motivo añadido para celebrar el 25 diciembre, pues mi hermana aterrizó en la Tierra a modo de regalo navideño. Hace poco, leí un cuento escrito por un párroco en el que el protagonista se lamentaba de que, haciéndose una fiesta en su honor –se cocinaban manjares especiales, se invitaba a mucha gente a sentarse alrededor de una mesa de fiesta, se hacían regalos–, a él, el Niño Jesús, siendo el motivo de dicha celebración, lo dejaban fuera. En esta sociedad materialista todo parece más fácil con dinero. Sin embargo, éste compra una casa pero no un hogar, por eso más vale tener salud y una familia que nos cobije el alma que regalos materiales acompañados de soledad. El consumismo no debería hacernos olvidar que el amor es la metáfora de una estrella de Belén que nos guía hacia el centro de nuestro corazón, la fortuna más valiosa que podemos poseer, el verdadero gordo de la lotería. Potenciemos los valores humano–cristianos. Compartamos con los menos afortunados no sólo bienes materiales, regalemos también tiempo y sonrisas. Feliz Navidad a todas las personas de buena voluntad.