Opinión
Yo, Leonor
Llevamos unas Navidades que ni las Kardashian, eh. Soltamos un rato al tito y se dio una vuelta con la tita en plan estar in love total. Qué miradicas, qué restregones, qué pareja más entregada en lo que viene siendo el matrimonio. Qué delgao, qué necesitado de estar en la casa, qué porte de preso impecable tiene, por favor. Si es que al tito hay que dejarle libre por justicia divina, coñe, que hay que darle de comer puchero. Luego están los primicos. La prima Vicky lo está petando en Baqueira, brindando así con vasos y copas caras, para que se vea que la que puede, puede. No vas a irte al Pirineo más discreto, no. Vas a tó lo que da de famoseo y si tu churri lo cuelga en Instagram, es que ya lo flipas. El primo mío mayor. Otro. Ahora resulta que ha roto con la operada en plena discoteca. Que se ha enterado hasta el de la puerta. Que ella quiere lucir los retoques y el primo ha dicho que está hasta la corona, que es estar hasta muy arriba de todo, por cierto. Y luego estamos nosotros que hemos hecho las paces con la prima díscola. Que a mí me parece genial porque yo quiero ser díscola también y estoy tomando nota. Yo voy a ir a todas las manifestaciones con una capucha y con cosas escritas en los brazos y luego Altibajos me va a llamar y me va a perdonar, que es que somos buenas personas aunque Vds no lo crean. Y voy a poner cualquier barbaridad en las redes sociales pero, no va a pasar nada, porque para eso está Altibajos, que tiene un corazón grande y de oro. Y al fondo, mi padre. Ese señor que hace lo que le dejan hacer y al que le caen como panes. Le llevo abrazando fuerte unos días. Está que no orina conmigo, claro. Venga, pues muy felices fiestas que nosotros guay.
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