Opinión

Renovarse o aburrirse

Con el año nuevo vuelven las viejas promesas de ser mejor, cambiar, aprender, como volvió el turrón por Navidad. Éstas, por regla general, suelen quedarse en palabras sin posibilidad de cumplimiento. ¿Por qué a la gente le da por adherirse al calendario? Sencillamente, porque suelen seguir las consignas del CdR (Club del Redil) en vez de liderar sus vidas. Por consiguiente, si en enero se lleva hacer promesas de imposible realización, así será. ¿No sería más asertivo y práctico aceptarse a sí mismos y mejorar lo que se quiera mejorar sin esperar a fecha alguna?

Las personas con sano nivel de autoaceptación y de amor propio (lo que llamamos autoestima), evolucionan de forma sostenida en el tiempo adaptándose a cada etapa de su vida usando las capacidades y las herramientas psicológicas que poseen. Pasar de la intención (el soñador crea planes) a la acción requiere de un crítico sano (se encarga de analizar, sopesar los pros y los contras y la viabilidad del proyecto), y de un ejecutivo (acción) que pondrá en marcha las indicaciones del crítico. Empezar «algo», suele costar, máxime cuando se carece de una estrategia estructurada. Es más, antes de empezar a analizar y a diseñar el plan estratégico (los pasos necesarios a dar con el fin de alcanzar la meta propuesta), cabe hacerse una serie de preguntas cruciales, a saber: «¿Cómo es que quiero hacer eso? ¿Para qué lo quiero? ¿Qué me aportará que no me pueda aportar algo que ya tengo? ¿Qué estoy dispuesto a hacer con tal de lograr la meta? ¿Cómo sé que haré todo eso que estoy dispuesto a hacer?».

Teniendo claro lo que queremos, por qué y para qué, la fuerza de la motivación despertará en nosotros. Y, paso a paso, lograremos lo que nos propongamos, no importando el qué ni el esfuerzo.

Feliz nuevo año renovado.