Opinión
El futuro
La política se ha convertido en el paradigma del «cortoplacismo». Nadie plantea escenarios más allá de la siguiente cita electoral y llevamos demasiadas. El slogan ha matado al pensamiento y el debate ha quedado para los escaparates de monólogos en sede parlamentaria o en la tele que tiene suerte antes de unos comicios. Así van aplazándose asuntos como la política energética, el cambio climático, las pensiones, la vertebración territorial (la de todos), el vaciamiento rural, la educación en sus múltiples estadios y un largo etcétera de lo que antes se llamaban «cuestiones de Estado» y ahora son simplemente materia arrojadiza…otras más. Todo es «carne para la picadora», la dificultad está en distinguir lo importante de la propaganda, se suceden las intoxicaciones en una ingesta convulsa de escándalos, que algunos lo son y otros quedan en simple ruido que altera nuestros despertares. España y todos sus actores políticos y mediáticos necesitan parar, enfriar el balón. Ya lo cantó Krahe: «Los cuerpos más calenturientos tendrán, digo yo, que parar al menos en ciertos momentos, tomar alimentos, en fin, reposar». La duda es más amplia que la esperanza pero me resisto a no tratar de buscar las rendijas. Ahí encuentro eso que tiene un nombre tan «anglocursi» como la oficina de «Foresight Unit», supongo que llamarlo la «oficina del futuro o del porvenir» hubiera sido carne de meme o de cantautor. ¿Qué es esto? Pues otra de las atribuciones del hombre más poderoso del nuevo Gobierno. Según la información de Moncloa esta oficina «se va a encargar de pensar estructuralmente en la España de los próximos 30 años. Se trata de aportar una mirada transversal, con metodología y a largo plazo, que contará con un Comité de expertos de la sociedad civil y que elaborará una estrategia Nacional». Se apresuran a certificar que no se trata de adivinar sino de analizar los retos y las oportunidades que España tendrá que afrontar y saber cómo prepararse ante ellos. Quizá las buenas intenciones de arranque se queden en unos tristes intentos y en reuniones bizantinas entre gentes todas ellas tan interesantes como incapaces de llegar a hacer un diagnóstico. Bueno es tan solo otra de las ocupaciones del hombre que encarna el poder en Palacio, el poder auténtico, Iván Redondo «primer Secretario de Estado y Secretario del Consejo de Seguridad Nacional» y además todos los departamentos de asistencia al presidente, la Oficina Económica (ojo a esto). Y, de lo importante para periodistas, la Secretaria de Estado de Comunicación y su «titular» se incorporan al Gabinete del Presidente. La comunicación siempre cerca…para evitar errores.
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