Opinión
Buen tándem
El Alcalde de Madrid, Jose Luis Martínez Almeida, presidió junto al Jefe del Estado Mayor del Ejército, General Varela, el monumento a los Héroes de Baler, los Últimos de Filipinas, protagonistas supremos del simple concepto de la heroicidad. Hace poco, en una película infame con Tosar en su papel principal –cómo serían los otros–, intentaron desvirtuar la hazaña de nuestros últimos soldados de Filipinas, pero la película apenas tuvo voluntarios libres dispuestos a pasar por taquilla, como es habitual en el Cine español. El Alcalde Almeida fue sintético: «Pocas gestas hay como ésta». El monumento se ubica en el barrio de Chamberí, apenas a un kilómetro de distancia del bloque de bronce que recuerda al detestable socialista Largo Caballero, respetado por la buena educación de la ciudadanía.
Y en Arabia Saudí, la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso dio una lección a las feminazis profesionales presentándose en el siglo X prescindiendo del Niqab y con los brazos descubiertos ante el pasmo de los príncipes y dirigentes saudíes. Disputaban la final de la Supercopa de España el Real Madrid y el Atlético de Madrid y era obligada una presencia institucional madrileña. Uno con los héroes de Baler y la otra defendiendo la dignidad de la mujer en donde es maltratada. No he leído elogios de la izquierda feminista ni palabras de gratitud de los colectivos –como ahora dicen llamarse–, que simulan luchar por la igualdad. Pero a quien escribe, como madrileño, le ha parecido muy aleccionador el edificante tándem.
Por otra parte, los fiscales se han mostrado indignados con el nombramiento de la exministra de Justicia, mi compañera de colegio pijo y de carísimo pago, Dolores Delgado. Una Fiscal General designada con un único fin. Cumplir con los pactos delictivos del Gobierno de Sánchez con los delincuentes golpistas. En la sombra, a sus espaldas, se moverá el juez condenado por prevaricación Baltasar Garzón, y ése tándem no termina de convencerme. Se trata de un tándem viciado. Tándem o trío, porque detrás de Delgado y Garzón se adivina la presencia del comisario Villarejo, que desde la cárcel, sigue en sus cosas. Y tampoco cantan los jilgueros de los predios galapaguíes para celebrar los otros tándems amorosos del Gobierno de Sánchez, que haciendo un esfuerzo sobrehumano y demostrando su voluntad de ajustar hasta el máximo el ahorro y la buena administración del dinero público, renunció a desplazarse de La Moncloa a La Zarzuela en helicóptero. En este caso concreto, el elogio es obligado y no me duelen prendas en reconocerlo.
Ridículo grande el del tándem Puigdemont y Comín, que soñaban con ser aclamados en un Parlamento Europeo donde nadie les hizo caso. Me quedo, pues, con el tándem de Madrid. En la fotografía del nuevo Gobierno, no intuyo a ningún gobernante dispuesto a recordar la hazaña de los Héroes de Baler. Y entre las mujeres vicepresidentas y ministras, no adivino a ninguna capaz de presentarse sin velo ante el machismo medieval de Arabia Saudita. Ellas respetan –son muy respetuosas–, las tradiciones, aunque éstas sean lapidar a una mujer por adulterio, cambiar una niña por tres dromedarios, y colgar a los homosexuales acusados y condenados por pervertidos. Son tradiciones. De ahí que la valiente aparición de la Presidenta de Madrid y la falta de complejitos del Alcalde de la Villa y Corte, hayan servido de bálsamo preventivo ante el desbarajuste y la indignidad que están por venir.
Ayer me apercibí del cambio de denominación de la calle Capitán Haya por Poeta Joan Maragall. Menos mal que al tándem Carmena-Maestre no les dio tiempo a cambiar el nombre de la Calle de Velázquez por el de Joan Miró. Joan Maragall siempre estuvo muy unido a Madrid. De su obra destaco su poema a Cascorro. Bueno, que me estoy calentando. Pero lo del monumento a los Héroes de Baler y la desenvoltura de presentarse sin velo y con los brazos desnudos en Arabia Saudita, me animan a seguir creyendo un poquito en el sentido común.
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