Opinión
España al servicio de yo
Por primera vez en nuestra Historia, larga, ajetreada, gloriosa y dramática, España tiene un Gobierno que no acata al Tribunal Supremo. Un Gobierno que no respeta la independencia del Poder Judicial, y por ello, un Gobierno antidemocrático. Todo, para que Yo se mantenga en La Moncloa. Tenemos en España un Gobierno presidido por un fulero y mentiroso profesional, que prefiere seguir con Bildu y Arnaldo Otegui a homenajear a Gregorio Ordóñez en el vigésimo quinto aniversario de su infame asesinato. Los asesinos sostienen a Yo en La Moncloa. Tenemos un Gobierno que rechaza recibir al presidente legítimo de Venezuela, al contrario que todos los grandes dirigentes de Europa. Los socios de Podemos le han prohibido a Yo que lo haga. Simultáneamente, el ministro Ábalos se reúne clandestinamente en Barajas con la vicepresidenta de la tiranía asesina que tiene prohibido sobrevolar el espacio aéreo comunitario y pisar tierra en las naciones democráticas que conforman la Unión Europea. Tenemos un Presidente del Gobierno ninguneado en Davos, donde se ha reunido con el gran estratega de la descomposición de Europa con España de experimento, el multimillonario húngaro con pasaporte americano Georges Soros. Pero no recibe al presidente Guaidó, a quien un vicepresidente del Gobierno de España ha rebajado su rango. Lo que tenemos, en verdad, es un Gobierno aterrorizado de que afloren los centenares de millones de euros que ha robado a los venezolanos el régimen bolivariano comunista para que abunden y abulten los bolsillos de algunos partidos políticos y de sus principales dirigentes. Tenemos un Gobierno que autoriza a un ex Presidente del Gobierno de España a autoproclamarse asesor principal de un sistema corrupto y criminal, que sólo en el 2019 ha asesinado en sus cárceles y salones de tortura a más de cincuenta venezolanos adversos al régimen.
Tenemos un Presidente del Gobierno, Yo, que mantiene hasta el momento que escribo, una cita con un presidente autonómico que ha sido inhabilitado por la Junta Electoral Central, y lo que es más grave, por el Tribunal Supremo. Un presidente que ya no es presidente, un parlamentario catalán que ya no es parlamentario y un chulo provocador que reta a la Justicia con el apoyo de Yo, que necesita del suyo y el de los suyos para no encargar la mudanza de La Moncloa. Torra desafía al Supremo, y Yo se alinea junto a Torra. Tenemos un Gobierno en España, que en apenas una semana, además de rozar los límites del delito, que se propone cruzar en pocos días, no ha propuesto otra cosa que una chorrada detrás de otra. Tenemos a un ministro de Justicia, muy amigo de Yo y más amigo de la presidente del Congreso, cuyo principal objetivo es derogar la condena a perpetuidad revisable de los más abyectos criminales que cumplen su pena en prisiones españolas. El PNV, que apoya a Yo para que no se mueva de La Moncloa, así lo ha exigido. Tenemos una vicepresidente del Gobierno, la filóloga de Cabra, que considera el delito de sedición prescindible por no existir en los códigos penales de otros países europeos. En Alemania se castiga tan grave delito con la cadena perpetua – y no revisable-, en Francia con 15 años de reclusión y en Italia con 12. También mentirosa para no desmerecer de Yo. La reforma o desaparición del delito de sedición están exclusivamente encaminadas a liberar y poner en la calle, exigencia de ERC, a los delincuentes golpistas condenados suavemente por el tribunal presidido por el decepcionante Marchena, que hizo caso omiso a los fiscales que pedían para los golpistas la condena por rebelión, que fue rebelión, y rebelión violenta. Yo no ha suspendido su visita a Barcelona para entrevistarse con quien ya no es más que un botarate inhabilitado por el Supremo. Y no ha rectificado su decisión de no recibir al presidente Guaidó, que sólo desea el sostén necesario para devolver a Venezuela a la libertad y la normalidad democrática. Yo no está al servicio de España. Es España la que está al servicio de Yo. Yo nos amenaza, pero quien nos amenaza también está peligro.
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