Opinión

El negrito de Cola-Cao

En un alarde de dominio de la adaptación a los nuevos tiempos, Cola-Cao ha concedido la libertad a «aquel negrito del África tropical». Lo cuenta con gracia e ingenio Gonzalo Núñez en La Razón. En lugar de dejar morir una época, lo que han hecho los eximios talentos poblicitarios de Cola-Cao ha sido mantener la melodía y cambiar la letra. Aquella musiquilla de Cola-Cao se hizo familiar a las orejas de todos los españoles que oíamos el Carrusel Deportivo de la auténtica SER y a los que aprendimos a ver la televisión en blanco y negro. Creo que patrocinaba Cola-Cao un interesante espacio diario llamado «Marianín y Teresita», que era para miccionar y no echar gota. Los cursis de Cola-Cao justifican el cambio de la Canción del Negrito adornándola con otro texto que «la actualiza y moderniza para adaptarla al contexto actual y que siga formando parte de la banda sonora de los desayunos de las familias». Escribí treinta años atrás que de toparme con una familia que desayunaba entonando a coro la Canción del Negrito de Cola-Cao había que mandarla a los Alpes a compartir chorradas con la Familia Trapp.

En mi infancia y primera juventud, el Cola-Cao, como los chocolates Nestlé que se fabricaban – y por fortuna aún se fabrican en La Penilla montañesa-, se elaboraban con cacao procedente de la Guinea Española, y en concreto del territorio de Rio Muni. Decía la canción: «Lo toma el futbolista para hacer goles/ también lo toman los buenos nadadores./ Lo toma el buen ciclista, se hace el amo de la pista/ lo toma el boxeador, pum,pum, boxea que es un primor». Siguen los cursis de Cola-Cao: «La nueva letra potencia valores como el apoyo al deporte y la igualdad de género». Es decir, que la nueva letra lo que pretende es sumar a los habituales consumidores de Cola-Cao a Carmen Calvo y a la nueva Secretaria de Estado para el Deporte, Irene Lozano, que tiene en la cabeza un auténtico archivo deportivo. Los antiguos futbolistas, nadadores, boxeadores y ciclistas han pasado a mejor vida y han sido sustituidos en el nueva versión –exceptuando a los futbolistas-, por nadadoras, supercampeonas y artistas. El deporte femenino en España es vigoroso y espectacular. Garbiñe, el equipo de Baloncesto, Mireya Belmonte, el equipo de Balonmano, el de «Waterpolo», Ciganda y Azahara en golf, Carolina Marín,… Interminable y brillante relación. Pero si se cambia la letra se hace lo mismo con la música, porque no encajan una y otra. Y les ha faltado valor para adaptarse plenamente a las circunstancias sociales y familiares actuales. Por ejemplo: «Lo toma el solidario para ser bueno/ también lo toma Garzón con desenfreno./ Lo toma el pacifista, también el separatista/ lo toma el saqueador, que roba que es un primor». Y una apuesta comprometida y familiar. «Lo toman cada día por las mañanas/ heteros, gays, los trans y las lesbianas», lo cual dotaría a la nueva canción de un toque de apertura y progresismo digno del Premio Nacional de Publicidad.

Debo decir, que tuve que abandonar el consumo de Cola-Cao hace muchos años. Por mi culpa, porque el producto es estupendo. Pero jamás logré dominar el difícil arte de eliminar los grumos cuando llenaba de leche la taza que previamente, en su lecho, había habitado con el polvo de Cola-Cao y dos cucharadas de azúcar. Me pasaba decenas de minutos intentando eliminar los grumos de chocolate, y llegaba tarde el colegio. Me encantaba su sabor, pero sacaba malas notas por mis retrasos habituales. Me pasé al café, y ahí sigo.

Lo tradicional, cuando pierde su tiempo y su oportunidad, merece el respeto del olvido. La letra del Negrito de Cola-Cao es malísima, pero cubrió una época. Las costumbres han cambiado y Cola-Cao habría acertado creando una nueva canción. La adaptación que nos propone, además de una cursilería al uso del progresismo, es una chorrada. Y se me llena la memoria de grumos y suspensos en Lectura, la primera asignatura de la mañana en las aulas del Pilar. Adiós, negrito del África tropical.