Opinión
Memorias que mienten
Cuando la memoria miente y oculta parte de la verdad, la historia se tergiversa y la realidad queda falseada. Me refiero a la Memoria anual elaborada por el Instituto Mallorquín de Asuntos Sociales donde se reconocían tres casos anuales de explotación y abuso de menores bajo la tutela del Consell de Mallorca entre los años 2015 y 2018, y no los dieciséis – sino más– que existían realmente. La revelación de este descuadre del papel con la realidad no se debe a ningún ejercicio de transparencia política, sino a la denuncia de una niña de 13 años de haber sido agredida sexualmente por cuatro menores, todos bajo la tutela de la Administración.
Los datos no cuadran con la realidad; puede que casen con otros intereses. Sabemos cómo se hacen los estudios, cómo se elaboran las estadísticas y cómo se fabrican resultados para que las conclusiones colmen las expectativas de algunos o comulguen con determinados intereses. No solo es necesario esclarecer estos graves errores, sino que aquellos que los hayan permitido y aparentemente ocultado, paguen las consecuencias. La Fiscalía de Menores de Baleares lo está investigando, al tiempo que se ha constituido una Comisión de Explotación Sexual Infantil. No es buena señal; ya sabemos para qué sirven las comisiones constituidas por políticos: para no esclarecer nada y cerrar el tema en falso. Ocultar fallos en la tutela de menores y maquillar la realidad con consecuencias tan devastadoras es tan infame como quedarse con las ayudas para las víctimas de catástrofes humanas. Es tan repugnante que esperemos que estos fallos de «memoria» oficial no caigan en el olvido. Sería doblemente perverso.
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