Opinión

Casado, atado al pacto con Cs

La propuesta de Inés Arrimadas de ir en junto al PP a las elecciones de Cataluña, País Vasco y Galicia no solo constituye una buena opción, sino que obliga a Pablo Casado a aceptarla. El líder de los populares no puede dar la espalda a crear una alternativa constitucionalista para hacer frente a este PSOE proclive a pactar con comunistas, separatistas y bilduetarras, con el objetivo de voltear España, Monarquía parlamentaria incluida.

Por si ello no es suficiente, en el preámbulo de sus Estatutos «el PP manifiesta su voluntad de mantenerse próximo al pulso de la calle, a la realidad individual y social en que se desenvuelve y de aumentar el grado de… participación con los ciudadanos». Si ese propósito se mantiene, debe escuchar a sus votantes y percibirá que la inmensa mayoría está por la labor de configurar ese frente común del centro-derecha.

Hay más. Pablo Casado insiste en sus declaraciones y discursos en la gravedad del momento, con riesgos graves contra la unidad de la nación, la debilitación de la Justicia y otras instituciones y la degradación de la democracia. Un escenario que invita a la unidad de las fuerzas constitucionalistas.

Por último, algunas voces populares aceptan esa reunificación para Cataluña pero para Galicia, donde «no lo nesitamos». Por esa regla de tres, Cs haría lo propio en Cataluña donde supera de largo en votos a los populares.

Casado ha de retirarse a la reflexión en soledad. Ese es el peso de la púrpura. Además, no sé si debe tener muy en cuenta a asesores como Teodoro García Egea o Javier Maroto, que no han sabido dar la talla en sus respectivas circunscripciones electorales. El primero, como responsable de la debacle en la Región de Murcia, el segundo, en el País Vasco. Así es la vida.