Opinión
De Barcelona a Amsterdam
Me recuerda a un doloroso acontecimiento que viví en San Sebastián. Alquilaron una de las mejores villas de Ondarreta Los Harrison Cotubillo, pertenecientes a la aristocracia de Tegucigalpa. Tenían, además de una fortuna económica que propició su huida de Honduras, una hija, Marielís, fea como una demonia cuando las demonias se disfrazan de feas. Contrató Marielís Harrison Cotubillo a un Relaciones Públicas para que le organizara una gran fiesta a la que acudiríamos los jóvenes más representativos de San Sebastián y habituales del veraneo donostiarra. Éramos 400 los cuerpos invitados, entre planos y curvos. El vivero del muelle, inmediato al Acuarium, se quedó sin langostas. La fecha elegida, el 20 de agosto, agonía de la Semana Grande. Los 400 cuerpos confirmamos nuestra asistencia al importante evento social.
Pero la felicidad de los Harrison Cotubillo se nubló. Inesperadamente, el príncipe Marc de Polignac-Frasson, organizó una fiestorra en Biarritz más atractiva, y de los 400 invitados a la cena de los Harrison Cotubillo, más de 350 recibimos la correspondiente invitación de Polignac-Frasson. Eugenio Egoscozábal, un tipo maravilloso, tuvo la gran idea. –Nos inventamos un virus intestinal, una epidemia de diarrea incontrolada, nos excusamos, y a Biarritz-. Algunos se olvidaron de justificar su ausencia, pero Marielís se quedó con más de 300 langostas sin degustadores. Se daba otra circunstancia. La cena de Marielís, con baile posterior, contaría con la actuación del conjunto musical donostiarra «Los Ruiseñores de Amorebieta», en tanto que Polignac-Frassón había contratado para animar su cena a Françoise Hardy, la excelsa intérprete de baladas románticas francesas. Y casi todos los invitados nos desplazamos a Biarritz, dejando a la pobre Marielís con un pequeño saldo de invitados sin importancia.
Recuerdo esta canallada porque algo tiene que ver con la suspensión del MWC de Barcelona, y la inauguración de la Feria Tecnológica de Amsterdam. Las principales marcas y empresas se han dado de baja de Barcelona por el coronavirus, pero todas han aceptado participar en la Feria holandesa. Por lógica, si el coronavirus procede de China, antes llegará a Holanda que a España, según se contempla el mapa. Pero no. Amsterdam les ofrece garantías y el MWC de Barcelona les produce recelo de estancia. Para mí, que son otros los motivos de la fuga, que ha tenido lugar con anterioridad a la intervención en el Parlamentillo autonómico de la alcaldesa de Vic, la distinguida dama salchichonera doña Anna Erra, en la que animó a los cataloparlantes a hablar en catalán, y no en español, a los que no tengan aspecto físico de ser autóctonos de Cataluña. Mi tercer apellido es Gavaldá, de raíces catalanas, y muy preocupado he permanecido hoy diez minutos ante el espejo para comprobar si tengo aspecto de catalán o no, y como la solución final ha sido negativa, he decidido no viajar a Cataluña hasta que me parezca un poco más a la alcaldesa de Vic.
Es decir, que por el coronavirus se suspende la MWC de Barcelona y obviando al mismo bichejo vírico, los que han renunciado por temor al contagio a la feria barcelonesa, se presentan encantados y felices de la vida en Amsterdam. Aquí hay gato encerrado. Se dice que España ha perdido mucho la confianza del mundo libre por su Gobierno social-comunista liderado por Nicolás Maduro. Que el nazismo imperante del separatismo catalán no cuenta con la simpatía y el respeto de las grandes empresas mundiales, y que Barcelona, como ciudad, con el ayuntamiento presidido por una mujer tan rara como la Colau, ha espantado a los más de 100.000 participantes en el prestigioso evento. Es decir, que de golpe, Barcelona se ha convertido en la villa de los Harrison Cotubillo, y Amsterdam en la cena de Marc de Polignac-Frasson con Françoise Hardy entonando sus maravillosas baladas. No se fían de Barcelona y confían plenamente en Amterdam, que ingresará los 500 millones de euros que han volado sobrevolando el Tibidabo rumbo a los Países Bajos. En fin…
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