Opinión
Gibraltar y Guaidó
La ministra que trabaja los fines de semana, parece dispuesta a renunciar a la soberanía de Gibraltar, ahora que las condiciones impuestas por el Brexit facilitarían, al menos, algún acuerdo de condominio sobre la colonia británica establecida en tierra española. Dicen que ha sido el pangolín del bisoñé, el druida Iván Redondo, el que ha ordenado a la ministra de Asuntos Exteriores que resigne las aspiraciones españolas de recuperar Gibraltar, la Roca de los monos, el dinero blanqueado, el paraíso fiscal de los beneficios del narcotráfico y la base nuclear en sus entrañas. Nuestra ministra Arancha González Laya ha sido muy clara y no hay acceso a otras interpretaciones de sus palabras. «Este Gobierno concede más importancia al pragmatismo que a la reivindicación histórica de España». Los fines de semana, Sánchez descansa invariablemente, y sólo tres políticos trabajan sin descanso durante los días de asueto. Maduro, el pangolín y la ministra de Asuntos Exteriores, hacia la que siento una viva y melancólica simpatía por lo mucho que me recuerda a una «seño» encantadora que tuve durante mi infancia, Juana Morancho, gallega, y que pronunciaba el español al modo de Pepiño Blanco. Que así me dijo un día después de una esquinada discusión. –«Perfeto», niño, pero no se te olvide que el orgullo es la «dinidad».
Pero mi «seño» tenía más aguante. Quizá por el cansancio que acumula por haber trabajado – como ha reconocido ella misma desde su cuenta de Twitter–, durante dos o tres fines de semana, la ministra ha perdido el aplomo que se le exige y el dominio de sus nervios. Como recuerdan los lectores, Sánchez, el presidente del Gobierno de España sometido a Maduro y al del bisoñé, y que un año atrás había reconocido a Guaidó como «Presidente legítimo de Venezuela», presionado por Iglesias y la tía Delcy, se desdijo de nuevo y rebajó a Guaidó a «jefe de la Oposición». Y ha tenido que ser la ministra que trabaja los fines de semana la que ponga las cosas en su sitio, un sitio muy confuso que obligó a los periodistas que la entrevistaban a pretender una aclaración, que la pobre señora, por su cansancio y falta de horas de sueño, no consiguió iluminar. «El señor Guaidó es el Presidente encargado y simultáneamente el Jefe de la oposición. Y no admito más preguntas al respecto». Es decir, que la señora ministra ha inventado un nuevo cargo político e institucional. El cargo de Presidente de Venezuela y Jefe de la oposición a su presidencia, lo cual, en principio, suena a bastante cachondo. Hablaba en tiempos del reinado de Alfonso XII don Práxedes Mariano Mateo Sagasta, el sabio y algo pelmazo en sus intervenciones en el Congreso de los Diputados. Su eterno rival, don Antonio Cánovas del Castillo, malagueño, dormitaba en su escaño. Y Sagasta, que era puntilloso a más no poder, al finalizar su turno le preguntó a Cánovas. –¿Qué le ha parecido lo que he expuesto, señor Cánovas?–. Y Cánovas, eliminando alguna legañita de sus ojos, le respondió: –Me ha parecido que ha estado usted muy cachondo, señor Sagasta–. Siempre hallaba la respuesta justa.
Pues eso, lo del Presidente encargado de Venezuela que simultáneamente es su Jefe de la oposición, como poco, suena a cachondeo. Así que el señor Sánchez habla en la tribuna del Congreso y al finalizar, es ovacionado por los suyos, los comunistas de Podemos, los comunistas de Garzón, los separatistas y los etarras. E inmediatamente, toma la palabra la presidente del Congreso, señora Batet, y dice: –Tiene la palabra el Jefe de la Oposición, señor Sánchez–. Y Sánchez Oposición critica a Sánchez Gobierno, y al dar por clausurada su boca de piñón, le aplauden los mismos que le ovacionaron anteriormente, creando un espectáculo surrealista en la Cámara Baja.
En mi periódico no existe la sección de Cartas al Director, espacio tradicional para dar voz a los lectores. Ruego que se haga una excepción. En los próximos días escribiré una Carta al Director poniendo a parir el texto firmado por mí el día anterior. Como a Cánovas, me parecerá bastante cachondo.
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