Opinión
Europa y su defensa aérea
La noticia, como otras muchas que afectan a nuestra propia seguridad, no asomó en telediarios, ni acaparó portadas. Pero, en mi opinión, el comunicado de tres Jefes de Estado Mayor del Aire –Gerhartz de Alemania, Lavigne de Francia y Salto de España– conlleva un positivo mensaje de cooperación militar e industrial que apuesta por el futuro, que superando reticencias contribuye a una necesaria Europa de la Defensa.(1)
El acuerdo que arrancó con una carta de intenciones de junio de 2019 desarrolla un sistema de Armas de Nueva Generación (NGWS) que tras la consiguiente redacción de requisitos operacionales, entraña unir los esfuerzos industriales del «Eurofighter» –Alemania y España– con los del «Rafal» –Francia–, que hace tres décadas fueron incapaces de hacerlo.
El comunicado asume «que el escenario donde previsiblemente operarán nuestras fuerzas aéreas en la década de 2040 se vislumbra complejo, pues se espera que aumente la competición entre las grandes potencias, mientras se mantiene la inestabilidad que generan los conflictos en los estados fallidos». Todo ello, añade, «ante la necesidad de enfrentarnos a estrategias híbridas, que combinan medios convencionales militares con elementos no militares; en que los campos de batalla se tornarán imprevisibles e incluirán tanto las grandes aglomeraciones urbanas como aquellos espacios marítimos aéreos y espaciales que no se encuentren bajo soberanía de ningún estado». Aquí ya amplían su campo e introducen el concepto de «poder aeroespacial». Apuntan también a la dificultad de «distinguir en tiempo real los elementos hostiles de aquellos que no lo son», cuando pienso en la reciente tragedia de los dos misiles Tor-M1 que derribaron por error a un Boeing 737 ucraniano en el aeropuerto de Teherán.
Los responsables aéreos europeos creen dar respuesta a las necesidades futuras creando unas fuerzas aéreas capaces de actuar en todas las fases del combate y operar tanto desde sus bases como desde las de despliegue o incluso desde plataformas navales. Capaces, además, de poder trabajar conjuntamente con los sistemas actualmente en servicio, integrando sus capacidades. Aquí se incluyen las previstas versiones modernizadas tanto del «Eurofighter» como del «Rafal». Por supuesto sin citarlos, con los sistemas de su principal aliado en la OTAN, los EE.UU. Los hitos se van cumpliendo: el contrato inicial entre los tres Ministerios de Defensa se firmó entre enero y julio de 2019 y en octubre ya se estableció en París un equipo de proyecto. Este mayo en Berlín, en el salón Aéreo ILA, está previsto firmar el documento trilateral de acuerdo común, manteniendo la idea de presentar el prototipo del futuro caza europeo en 2026.
El mensaje es claro: «el programa permite una estrecha cooperación entre las industrias nacionales y sus fuerzas aéreas, aspecto clave para asegurar que el poder aéreo siga siendo competitivo». Europa necesita integrar esfuerzos si quiere ser árbitro mundial y no ir a rastras de decisiones otros gobiernos con mayor potencial militar. No solo piensa en la OTAN . Cree también «que es la mejor forma posible de preservar la independencia de la UE en materia de tecnologías clave».
Un primer análisis, es claramente positivo.
-Europa debemos construirla nosotros desde dentro, sin esperar que vengan a construirla desde fuera. Y no debe basar su defensa pensando solo en el pilar trasatlántico de la Alianza. En este sentido la actual política de Trump ha servido de estímulo.
-Haber superado las diferencias tecnológicas entre «Eurofighter» y «Rafale», ya representa un gran éxito. Deben aprovecharse ambas experiencias especialmente en los excesivos sobrecostes de los dos programas e incluso los del avión de transporte A-400 que afecta especialmente al programa Airbus, en momentos en que sus productos civiles están al alza.
-No solo se consolidan industrias con visión de futur –nuestras INDRA y CASA aseguran una carga de trabajo que supera el 2040–; se desarrollan tecnologías avanzadas que repercuten positivamente en otras áreas, muy especialmente en la aviación civil, un medio de transporte que utilizamos a diario y cuya seguridad consideramos esencial.
-Formamos técnicos altamente especializados. Formamos pilotos seguros y cualificados. A todos nos tranquilizó y llenó de orgullo ver al capitán Garcia Macías a bordo de un F-18 escoltando un enorme Boeing 767 de Air Canadá con 130 personas en su cabina, informando a su Comandante de los desperfectos de su tren, cooperando en un aterrizaje seguro. Por supuesto todo un mundo alrededor de una iniciativa como esta: Ministerio, Estado Mayor y Secretaría de Estado de la Defensa, Ejército del Aire, Hacienda, presupuestos, embajadas, industrias, materias primas, importación, patentes, guerras comerciales incluido el espionaje industrial. Con todo, el mérito indiscutible del comunicado consiste en pensar en la seguridad de las generaciones que nos siguen, algo extraño en nuestra vida política. ¡Buen vuelo, hermanos del Aire!
(1)La Razon. 31 de enero 2020.
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