Opinión
Una gestión inquietante
Uno ve con perspectiva estos 36 días de confinamiento y te invade la tristeza y hasta te asusta analizar la gestión del Gobierno. Da la impresión de que al Ejecutivo de Sánchez le ha preocupado, tanto o más que poner en marcha los mecanismos eficaces para combatir la pandemia, el control de la información y la persecución de las comunicaciones privadas críticas. Como si las directrices esenciales emanaran del sector comunista de Podemos, no del socialdemócrata del PSOE. O ha sucedido, como ha afirmado alguno de sus preclaros compañeros de partido, que el presidente se ha podemizado. El pueblo español, el personal sanitario, el ejército, la policía, los distribuidores y demás han cumplido con sus responsabilidades. No da la misma impresión el Gobierno cuando desoyó las alarmas previas desde primeros de febrero, ni se pertrechó del material necesario para hacer frente a lo que se nos venía encima. Al contrario, minimizó el peligro y animó a saltarse todas las preocupaciones recomendadas desde la OMS. Se ha mostrado soberbio, incapaz y con tintes claros de totalitarismo. Ni siquiera han mostrado preocupación por instar y coordinar la fabricación en España de todo ese material. Lo que hay, ha provenido de la inciativa de las propias empresas. Eso sí, la prioridad, no digo que la primera pero sí importante, se ha centrado en cercenar la información crítica. Lo comprobamos con la tristemente famosa pregunta del CIS sobre la información y se ratificó con las palabras del general de la Guardia Civil sobre la vigilancia de las críticas al Gobierno. Son modos ajenos a la democracia. Si a ello unimos una prospección de las consecuencias del brutal parón productivo, se apodera de mí una preocupación inmensa sobre la capacidad de nuestros gobernantes para sacarnos de la crisis que se avecina. Así es la vida.
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