Opinión
Somos tus vecinos
«Somos tus vecinos». Mal. Ya desde el principio, mal. Somos tus vecinos debe ir rubricado con nombres y apellidos y, si me descuidan, con un documento identificativo. La valentía está reñida con el anonimato. La inmoralidad suele ser cobarde. Recuerdo mi etapa en el equipo de «Protagonistas»: Luis del Olmo siempre exigía identificación (nombre y DNI, aunque éste no se hacía público en antena pero sí quedaba registrado) al oyente que llamaba para hacer una denuncia pública contra alguien. Mano de santo. Cuando les comunicamos las condiciones para acusar a una persona, la mayoría rehusaba hacerlo, no fuera a ser mentira o fruto de una venganza o un desahogo gratuito de bilis que terminara saliéndoles caro.
Estos días han proliferado mensajes en ascensores, puertas de viviendas o coches de cajeras, sanitarios y demás profesionales que se la juegan a diario para salvarnos la vida o hacérnosla más fácil, firmados por un lacónico «Somos tus vecinos», invitándoles a irse o directamente insultándoles. Seguramente el Somos tus vecinos es el vómito de uno solo, uno de esos que reparten lecciones morales y se asoman al balcón para lanzar improperios contra personas a las que no conocen, ni a ellas ni a sus circunstancias .Tendemos al porterismo ilustrado, al reporterismo vecinal del visillo, de la reja, de la persiana. También somos propensos a adjudicarnos sin consenso ni permiso previo la portavocía de nuestros semejantes. Nos instalamos en el plural mayestático desconociendo lo que es y lo que implica, confundiéndolo con el plural de modestia o el plural sociativo. Somos tus vecinos no es nada excepto un mal comienzo que suele llevar a un pésimo final.
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