Opinión
No olvidemos
No olvidemos. No olvidemos los muertos, sus nombres y apellidos. No olvidemos los féretros del Palacio de Hielo. No olvidemos el Hospital de Ifema. No olvidemos las emociones a flor de piel, los vacíos, los silencios, las miradas ausentes. No olvidemos a los sanitarios que salvaron vidas, exponiendo las suyas y perdiéndolas. No olvidemos a las trabajadoras de las residencias de mayores que se confinaron con ellos para no dejarles solos. No olvidemos a los profesionales que han cogido la mano de los que se iban. No olvidemos a los taxistas que han llevado gratis a los enfermos a los hospitales. No olvidemos la sensación de miedo, el vértigo de no saber. No olvidemos el hambre de abrazos, de piel, de palabras. No olvidemos a las Fuerzas de Seguridad del Estado. No olvidemos a las personas que han estado en la caja de un supermercado, al volante de un camión de transporte o a cargo del reparto. No olvidemos a todos los héroes invisibles. No olvidemos las calles vacías, los balcones, los aplausos y las lágrimas derramadas. No olvidemos las promesas hechas, los ojalá, los «volverán». No olvidemos lo débiles que somos solos y lo fuertes que estamos unidos. No olvidemos mantener viva la memoria de los que ya no están. No olvidemos porque no tenemos derecho a hacerlo. No olvidemos nuestra historia más reciente. No olvidemos que esto no ha acabado. No olvidemos que puede volver a ocurrir, y puede volver a ocurrir en cualquier momento, como no olvidamos las palabras de Primo Levi sobre lo que pasó en Auschwitz. El olvido es el más peligroso de los virus.
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