Opinión
Podemos, «show me now»
Una antigua leyenda, puede que bulo u ocurrencia, relata que los ingleses gritaban «show me now» a las prostitutas, cuando encaraban el puerto de Cádiz, para que les enseñaran sus partes más íntimas, si es que que puede hablarse de gradación de la intimidad en una ciudad sin vergüenza. Dicen que de ahí proviene el término chumino. No hay ciencia que lo haya probado, pero mientras llegue un algoritmo que lo demuestre, el sexo femenino, en su acepción callejera, debe su nombre a los barcos que llegaban a puerto hasta la urbe constitucional, donde viviría bien el rey Emérito, muy lejos del «vivan las cadenas» de su antepasado Fernando VII, que es lo que viene a proclamar ahora Pablo Iglesias cuando se quiere cargar el régimen del 78, que es, pese al baile de fechas, como fusilar a Torrijos y sus compañeros en la playa de Málaga. Decimos a Podemos, «show me now», desnúdese como si fuera un hippy que se pasó de fumada, y deje de esconder lo que le pide el público, la «gente», los que tanto sufren por la podredumbre de los poderosos y la madre que los parió. La política es puta, pero cuando se adentra en terrenos putrefactos se vuelve cabrona. Luis, el cabrón. Monedero como posible X. Una maravilla para un juego de mesa. Descubra quién es el autor de los apuntes contables. Estamos contigo, Pablo, merecemos un Gobierno que no nos mienta. Se achacaba al PP su chapoteo con la corrupción por el tiempo que había pasado en el trono del poder. Esa idea de que el tiempo corrompe, que solo se ha probado con los difuntos. Diríase que Podemos es un partido que ya venía marcado de fábrica. No hay como erigirse en cruzado mágico para acabar en «top less» y alzar los brazos para coger del árbol del bien y del mal, que es robar, malversar o esas figuras que apunta el juez. Y si el Emérito está fuera de Zarzuela, qué hace, «show me now», Pablo Iglesias en su casa de Galapagar. Exijamos a nuestros próceres no ya coherencia pero al menos una concordancia sintáctica y estética. No podrá decirse al respecto que Pedro Sánchez no cumple con esa norma en su corte de pelo. Jamás un hombre fue tan coherente. Siempre lleva el mismo largo. Es el mayor de los acontecimientos de Moncloa. Pero a lo que íbamos, si Podemos no quiere irse al carajo, «show me now». Si aquellos marineros fueron capaces de dar la vuelta al mundo por una ramera, qué no haríamos cualquiera de nosotros por vislumbrar el origen del mundo de Courbet. El chumino de la cosa, vamos, sin pecar de macromachista.
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