23F

Paz, piedad y perdón

El 23-F fue el crimen que remató un mundo agónico. Consolidó nuestra mejor hazaña reciente. Nunca hemos vivido tan bien como ahora

Yo tenía 4 años y 11 meses. Mi hermano había cumplido 1. Recuerdo la extrañeza de aquella mañana. La confusión. Mi madre al teléfono. Mi padre en la Facultad. Yo no entendía nada. Sólo sé, creo, imagino, que fue un día soleado. Aunque quizá sólo amaneció luminoso de forma retrospectiva. La memoria individual llena los huecos con confeti. Les pone un cielo azul y ese sol de la infancia. Otra cosa es el registro histórico, que puede interpretarse, pero no admite graduaciones subjetivas respecto a los hechos. En la escala macro, sujetos a la física newtoniana, las cosas sólo suceden de una forma. En lo tocante a España, el 23-F culmina la Transición. Suponiendo que no acabase antes, con las primeras elecciones democráticas. El 23-F fue el crimen que remató un mundo agónico. Consolidó nuestra mejor hazaña reciente. Nunca hemos vivido tan bien como ahora. Las libertades políticas, los derechos fieramente ganados, la emancipación de las mujeres, la colosal mejora del sistema sanitario, la bonanza educativa y cultural, la salubridad económica, la consolidación del parlamentarismo y de la monarquía constitucional, la arrolladora incorporación al gran teatro del mundo moderno, la consolidación de una de las escasísimas democracias plenas que hay en el mundo, y por supuesto la alegría, todo eso y más cuaja durante los días prodigiosos de la Transición y culmina de forma insospechada, demoledora, irrompible, con el asalto soez de Tejero y Milans del Bosch. Al lado de semejantes logros cualquier adversativa, cualquier pero, palidece como sólo pueden las objeciones de un adolescente mimado frente al sufrimiento de unos abuelos que conocieron una guerra, una posguerra, la autarquía y el hambre, el racionamiento y las cartillas, la represión sexual, las privaciones culturales, la censura, etc. Por encima de todo esto había caminado erguido un odio muy violento. Una ferocidad que despeñó a los vivos en una guerra devastadora y reclutó cientos de miles de muertos. Todavía, pasados 80 años, amenaza a ratos con resurgir. El 23-F fracasa la morralla guerracivilista y remata la Transición. Lástima que algunos frívolos todavía prefieran coronarse sobre los escombros y los cementerios antes que celebrar la reconciliación y repetir lo de Azaña... paz, piedad y perdón.