El cuaderno de Chapu Apaolaza: El PP más que unas siglas es un peregrinar

Estamos en ese momento del año en que los días son cada vez más largos y la lista de muertos, cada vez más corta. Pronto alcanzaremos la inmunidad y el solsticio. Tenemos la luz a favor, la de Pfizer y la de Janssen. Cuando cae la noche casi acorralada por la primavera, sobre la charca de la obra que hay en el solar se reflejan las estrellas - y un avión que va a alguna parte, si es que queda alguna parte donde ir- y se escucha una gresca de ranas como de la selva de Madagascar. Llevo en el corazón incendiado como por una activista italiana.

Aznar y Casado -hielo y fuego consecutivamente- han quedado para hablar. Casado ha dicho que Aznar llevó al partido donde estaba la mayoría y él tiene que llevar a la mayoría a donde está el partido. El PP es una organización en movimiento perpetuo. Más que unas siglas, es un peregrinar. El sanchismo está en todas partes al mismo tiempo, pero el PP va de una a otra. Cambia de sede porque está en continua mudanza, pues abandona lugares, después regresa a ellos, y cuando llega le parecen nuevos y familiares en esa confusión del viajero que se pregunta ¿Aquí no hemos estado ya?

El PP es colono del centro, de la derecha y del Mid west de mi Españita y Cuca Gamarra, una bella india americana de las tribus guerreras del río Cidacos. La caravana del PP emprende viajes lentos pero largos, como de ir por ahí en carretas tiradas por caballos con bidones de agua. De pronto, para y se echa a descansar a la sombra de un árbol y al rato levanta el campamento y marcha una jornada un poco más allá. Un poco más acá. Al caer la noche, unas veces se echa a dormir derrotado, polvoriento y sudoroso. Otras veces, entona alegres coplas junto al fuego de manera que su peregrinar eterno a veces parece el éxodo de los hebreos y otras, la romería del Rocío.

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