Ciudadanos
La poltrona de Madrid
Arrimadas ha demostrado que está muy verde o, lo que es peor, que no da más de sí.
Cuando la política está en manos de aficionados se convierte en un esperpento. Un buen ejemplo es Madrid.
Un viraje de 180 grados en materia de pactos necesita un relato que lo justifique y, a día de hoy, no existe. Pactar con la derecha en unos sitios y con la izquierda en otros le sigue resultando incongruente a los votantes y tiene consecuencias a medio plazo.
Ahora bien, un bandazo para pasar de apoyar al PP para hacerlo al PSOE sin previo aviso, pactado en secreto y sin un argumentario bien desarrollado que pueda convencer a medios de comunicación y votantes, es más grave porque es entendido como una operación de salón en la que se reparten el poder como si fueran cromos.
Arrimadas ha demostrado que está muy verde o, lo que es peor, que no da más de sí. Es esperable que una operación agresiva como la de Murcia tenga reacción por parte del Partido Popular, lo increíble es que no lo tuviese previsto la líder naranja.
Tampoco es que Pedro Sánchez haya sido un lince. Si tenía una jugada de candidatos para Madrid, es mejor que la deje enfriar en la nevera. El gobierno de Murcia debe ser muy importante para el PSOE porque, de momento, ha puesto en peligro cualquier posibilidad en Madrid.
La salida de tiesto de Díaz Ayuso ha llegado en el peor momento para los socialistas madrileños.
Hace tiempo que Gabilondo ha dejado de contar como un cargo público para pesar como una carga a las espaldas del PSM. Es vox populi que quiere marcharse y ser nombrado Defensor del Pueblo y también que ha sido la peor oposición que se recuerde en la historia de la Asamblea de Madrid.
Pero tampoco es que le sobren los candidatos a Sánchez porque la operación de Robles solo se entendería en clave de quitarse a sí mismo un peligro potencial porque, de lo contrario, es desvestir un Santo para vestir otro, amén de que la ministra no es de las que acepta cualquier cosa, menos aun cuando es de lo poco que despunta del gobierno.
El lenguaje no verbal de los partidos nos da una idea de cómo están las cosas. Quien quiere elecciones es Díaz Ayuso, será porque los sondeos le dan bien, sin embargo, quien ha presentado moción de censura es el PSOE y Errejón, será que no les va tan bien.
El dato es relevante, porque si las previsiones fuesen buenas para los socialistas, sin duda, exigirían elecciones.
La peor parte es para Ciudadanos que no está claro si se despellejaran entre sus dirigentes entre sí antes o después de que los votantes les den una patada en el innombrable. Solo está en disputa si la herencia que dejan será para el PSOE, para el PP o para Vox, que parece que está en racha y todo cae en su cajón.
Sin vacunas, con decenas de personas que siguen muriendo por Covid 19 y los empleos perdidos o en peligro de hacerlo, solo importa la poltrona.
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