Inés Arrimadas

Arrimadas reordena la derecha

«La Forrest Gump de la felonía ha suicidado a una formación a la que había prostituido al sanchismo»

Una de las costumbres más estúpidas de los clubes de fútbol consiste en fichar medianías con mucho cartel que luego, a la hora de la verdad, fallan más que una escopeta de feria. En lugar de tirar de la cantera, en la que normalmente hay excelentes jugadores, prefieren lo de fuera. Algo de esto acontece en una política patria en la que el talento está demonizado y en la que las más de las veces el que llega de fuera acaba de un plumazo con carreras dedicadas desde abajo al éxito orgánico. Los gerifaltes olvidan que estas deslealtades terminan como todas: entre mal y peor. Un caso de libro lo hemos vivido en las últimas autonómicas catalanas, donde el PP arrinconó a militantes que llevaban toda la vida jugándose la crisma en territorio comanche para colar de número 2 a una individua, Lorena Roldán, que acudía a las Diadas en comitivas plagadas de esteladas, y de 3 a una Eva Parera que en plena campaña se quedó a gustito cuando proclamó que «no tiene que dar miedo hablar de la palabra indulto». Consecuencia: de los tres diputados que el PP salvó en el Parlament, dos, es decir, el 66%, no están afiliados al partido. De coña. Por eso alucinaba en las últimas semanas escuchando a algunos comentaristas panolis vaticinar que la siguiente etapa del viaje al ¿centro? de los de ¿Génova 13? pasaría por «fusionarse con Ciudadanos». Servidor alucinaba ante tamaña imbecilidad por dos razones. La primera, numérica: un partido con 91 diputados nunca se puede fusionar con otro con 10. Es algo más que una cuestión etimológica. Esto es como si Telefónica, que factura 48.000 millones, plantea «fusionarse» con la telecom de mi pueblo, que ingresa 10. En todo caso será una «absorción». La segunda era cualitativa. Resucitar a un partido que lleva el mismo camino que la UCD, el de la desaparición, es del género tonto. Item más: ¡qué carajo pinta en el primer partido de la oposición una Judas Arrimadas que nos ha salido más sanchista que Sánchez! Una ciudadana que desde hace un año es la pelota permanente de un presidente que ha roto todos los consensos de la Transición, que prohibían pactar con ETA y con el golpismo catalán. En contra de lo que dictan las apariencias, a Casado le ha venido Dios a ver esta semana con las felonías interruptus de Madrid y Murcia y con la proyectada en Castilla y León. Explicar una entente con la socia del socio de ETA, ERC y Podemos era física y metafísicamente imposible. La derecha sociológica lo hubiera asesinado civilmente al amanecer dejando el camino expedito para Vox. Por suerte, la Forrest Gump de la felonía ha suicidado a una formación a la que había prostituido al sanchismo. Su venta por muchísimo más que 30 denarios a Satanás Sánchez es el fin de un partido que se nutría en un 85% de antiguos votantes del PP. Nuestra protagonista ha reordenado ella solita la derecha de un plumazo. Donde antes había tres formaciones ahora sólo existen dos. Gracias, Inés, esa tontuna que tú nos vendiste como astucia o estrategia ha allanado la vuelta a Moncloa de la mayoría natural de este país. Gracias y que a Xavi y a ti os vayan bien los business. ¡Ah! ¡Y deja de hacer el ridículo!