Eutanasia

San José, Patrono de la buena muerte

El 20 de septiembre de 1870 sucumbía Roma, la Ciudad Eterna y milenaria capital de los Estados Pontificios, y el hoy beato Pío IX perdía la soberanía temporal y se autorecluía como prisionero en el Vaticano. Los enemigos de la Iglesia cantaban la victoria sobre «l’Infamme», como fuera definida por el ilustrado masón Voltaire. Dos meses después, en medio de esta gran tribulación, Pío IX instituía a San José como Patrono universal de la Iglesia Católica en la fiesta de la Inmaculada Concepción. Al cumplirse el centenario de esa fecha, en septiembre de 1970 –«tiempos recios» para la cristiandad con la crisis postconciliar– san Pablo VI proclamó a las santas Teresa de Jesús y Catalina de Siena como las dos primeras mujeres Doctoras de la Iglesia.

El pasado 8 de diciembre, el Papa Francisco ha querido conmemorar el 150 aniversario de la proclamación josefina, convocando un Año Jubilar dedicado al esposo de María. También le ha dedicado la bella carta apostólica «Patris corde» (Con corazón de padre), en la que recuerda siete grandes virtudes que adornan la excelsa figura de santo Patriarca. Entre ellas, la «valentía creativa», pues supo transformar los problemas en oportunidades, anteponiendo siempre la confianza en la Providencia. Nuestra universal santa de Ávila era gran devota suya y lo recomendaba como seguro maestro de oración e intercesión. San José es el Patrono de la buena muerte ya que murió con Jesús y María a su lado. Ayer el Congreso aprobó la Ley de la mala muerte.