Eutanasia

Ovación a la muerte

Provoca tristeza y bochorno, el largo y entusiasta aplauso con el que anteayer celebraron los diputados del bloque de la moción de censura que aupó a Sánchez, la aprobación por el Congreso de la Ley que legaliza y promueve la muerte y el suicidio asistido. Entre ellos, también Cs, que no tendría que estar para estas cosas, pues precisamente debería guardar luto por la eutanasia política que se han autoinflingido.

Clama al cielo que en un país confinado desde hace un año, con 100.000 fallecidos por la pandemia, se tramite una ley como ésta con celeridad, alevosía y sin consulta siquiera a los especialistas sanitarios ni al Comité de Bioética.

Da idea de la oscuridad ética y moral en la que parece está sumida buena parte de nuestra clase dirigente, que se intente defender cínicamente que es un nuevo derecho el facilitar la muerte a quienes lo que de verdad desean no es morir, sino dejar de sufrir, y con acompañamiento humano, paliativo y espiritual para con dignidad vivir sus últimos días en este mundo.

Sigan aplaudiendo, sus señorías, mientras, facilitando la muerte de los más vulnerables, consiguen un Estado más sostenible y con mayor equilibrio presupuestario por la caída del gasto público en sanidad y pensiones. Sigan aplaudiendo, sus señorías, leyes que nos otorgan nuevos «derechos» para segar la vida de los no nacidos y facilitar la muerte de los mayores. Lo que el coronavirus maldito ha comenzado, lo culmina esta Ley. Sigan aplaudiendo con entusiasmo a la muerte, señorías.