Coronavirus
Doble vida
«Estrenamos un aprendizaje sin ensayo en el que conviven lo real y lo virtual»
Como Gil de Biedma, que repetía que «de casi todo hace ya veinte años», nosotros ahora, instalados en la pandemia, recordamos que de casi todo hace ya un año. De los primeros paseos con mascarilla, de los encuentros contando amigos para respetar limitaciones, de los viajes a lugares no muy lejanos y de los cines, teatros y museos con distancia de seguridad. Hace ya un año que estrenamos palabras, descubrimos el significado del confinamiento, aprendimos a medir el alcance de los cierres perimetrales y sabemos (estamos en ello) que, lejos de salir más fuertes, de momento, lo que somos es más vulnerables, aunque el CIS nos asegure que solo uno de cada tres españoles ha llorado en este tiempo. Pese a que la realidad, tozuda, nos quiere demostrar nuestra fragilidad; nosotros, soberbios, hacemos como que no nos enteramos y fingimos que todo está bajo control. Con la pandemia y, si hace falta, incluso con un barco que encalla en el canal de Suez y que hace que el mundo entero contenga la respiración durante días. Indefensos sin reconocerlo. Nos empeñamos en que no pasa nada, nos repetimos mantras para darnos seguridad, lugares comunes que nos anclen a alguna parte: «La pandemia no nos cambiará, solo acelera los procesos que ya estaban en marcha». Y justo ahí nos cruzamos con lo digital: hace ya un año que inauguramos nuestra nueva doble vida. Un aprendizaje sin ensayo, donde lo real se mezcla con lo virtual, y permite que, mientras crece la soledad dictada por un virus que nos aleja del otro, estemos tan conectados como siempre. O, mejor, más conectados que nunca. Tecnología como salvavidas del aislamiento para evitar que cada uno termine protagonizando su propio cuadro de Hopper. Ya en el siglo XIV, cuando la peste bubónica asolaba Florencia, Boccaccio recomendaba en su Decamerón la necesidad de apartarse de la ciudad con algunos amigos y dedicarse a contar historias. Como un visionario de los grupos burbuja y las plataformas de series o películas: replicamos lo de siempre con otros medios. Distinto tiempo, pero el mismo hilo que nos conecta con quienes sufrieron otras plagas. Aunque de aquellas, eso sí, hace ya más de veinte años.
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