Elecciones Comunidad de Madrid

El elefante de Pedro Sanchez

Posee seguramente uno de los mejores currículums y más deseables para un político que uno (una y une) pueda desear... Y lo más hermoso, exfraile

A pocos días de las elecciones, con el PSOE derrotado, pese a las plegarias del CIS, cuesta comprender que Pedro Sanchez e Ivan Redondo hayan elegido un candidato tan poco competitivo (por no decir menesteroso) al frente de esta plaza (la de Madrid) tan decisiva para todos y para todo.

Aclaremos en primer término_porque aquí el propósito es analizar y no cargarnos a nadie_ que Gabilondo, el peor candidato de todos los tiempos, de perfil naftalina, hetero patriarcal, noventero y totalmente innecesario, posee seguramente uno de los mejores currículums y más deseables para un político que uno (una y une) pueda desear: catedrático de Filosofía y profesor de hermenéutica (su principal afición, leer a Platón, Kant y Hegel), rector de la Universidad Autónoma de Madrid, presidente de las conferencias de rectores, Ministro de Educación…. Y lo más hermoso, ex fraile (lo dejó a finales de los setenta y se casó, aunque por su aspecto y rigidez expresiva podríamos pensar que ha conservado los votos de pobreza y castidad).

Ex alumnos de “los coras” de Vitoria (el colegio donde Gabilondo fue religioso e impartió clases a escasos metros de la casa donde yo crecí) me cuentan que los Corazonistas reclutaban niños pobres y los llevaban a los seminarios de Alsasua, Rentería y La Granja, que les pagaban la educación de 6º a 8º, que a los que despuntaban los enviaban a Rentería a hacer bachillerato y de ahí les pagaban magisterio o lo que quisieran estudiar, mientras, a la vez, les ponían ya a trabajar.

Por lo visto, Gabilondo es hijo de un ama de casa y un carnicero del mercado de la Brecha de San Sebastián con 7 hijos (de cuando los carniceros no ganaban lo que ahora); dicen que los más humildes mandaban a los hijos que querían estudiar a un internado corazonista donde la orden corría con todos los gastos; que por eso, los montes de la sierra de Urbasa y la montaña alavesa están llenos de familias con un hermano corazonista y que, también por eso, muchos de ellos colgaban los hábitos poco después de terminar sus estudios. Todo normal.

Lo que no es normal es que a estas alturas de la vida y del Arte de la asesoría de Imagen se presente un candidato con el rictus de Gabilondo por mucha filosofía, hermenéutica y por muy azarosa y pintoresca biografía místico amorosa setentera a sus espaldas. Su acartonado semblante lo ha eliminado (políticamente) desde el debate; ya saben ustedes que los debates no sirven para ganar elecciones, pero sí para fulminar candidatos; lo vieron, ¿no? defendiéndose con la rigidez de un elefante, limitado emocionalmente, contenido, protegido, fóbico… sin saber dónde poner las manos, ni qué hacer con ese cuerpo, sin soltura ni espontaneidad… ¿han visto sus videos promocionales de candidato? ¡Películas de terror alemán!

Y de nada le ha servido arrojarse al arroyo del cinismo podemita (“querido Pablo, nos quedan 12 días para poder gobernar en Madrid”), peor aún, al totalitarismo de Jorge Javier Vázquez, que en los últimos tiempos ha pasado de emperador de la telebasura (agradable de consumir de vez en cuando, igual que la comida basura) a iracundo censor de cualquier opinión distinta a la suya, politizando obscenamente un programa de entretenimiento, de por sí obsceno). El presentador de ‘Sálvame’ que muestra su furibundo apoyo al candidato socialista en persona, desde la televisión y por escrito en su blog, es conocido porque no admite discrepancias en su cortijo, ni respeta los derechos y libertades que ampara la Constitución; más aún, asevera que “borraría del mapa” a todos los “fascistas” que no coinciden con personal idiosincrasia y, a la vista está, en la medida de sus posibilidades, cuando de él depende, los aniquila, maldice, se retuerce y pierde toda urbanidad… “O democracia o fascismo” dice J.J.

Por su parte, el ex fraile (apodado Cromañón por sus alumnos, por las “leches” que soltaba, como todos los curas del franquismo) que en su currículum ha eliminado los dos catecismos que escribió, renegando de su pasado, (”el culto al Corazón del Señor es moderno porque el Amor de Cristo nunca pasará de moda “_escribió) propone: “Contra la mentira, nuestra palabra. Contra la xenofobia, nuestro abrazo. Contra la ultraderecha, el pueblo de Madrid. Contra el Gobierno de Colón, nuestra libertad” …

Gabilondo se posiciona contrario a la derecha y sí, es justo lo contrario a Monasterio y a Ayuso, dos señoras plásticas, flexibles, divertidas, retadoras, inesperadas, sexis, que se le están comiendo la merienda, chupándose los dedos con insolencia.

Adiós Gabilondo, chao, ¡agur!... no tiene usted fantasía, ni arte, ni voluptuosidad (se lo dice otra señora) ... No hace falta que sonría; mejor, #SosoSerioYFormal que tiene usted una de las sonrisas más incómodas de la vida pública, y no por fealdad, ¿sabe? sino por agarrotamiento, por tiesura, como la de Rajoy.

Hasta la vista Gabilondo, le recordaremos como un hombre sencillo, trabajador, tenaz, estable, inteligente y aburrido.