Opinión
Via Laietana, 43
Para el independentismo, conseguir la titularidad del edificio que alberga la Jefatura de Policía Nacional es, en su falaz imaginario, la derrota de España
El Govern de la Generalitat exige hasta 56 nuevas competencias al Gobierno español a través de la llamada «Comisión Bilateral». Entre otras, los 3.800 millones de la disposición adicional tercera del Estatut, una ley del Audiovisual para el catalán, inversiones en Cercanías, la formación especializada del personal sanitario (los MIR), la regulación de los precios del alquiler, el ingreso mínimo vital, el traspaso de recursos para combatir la pobreza, Salvamento Marítimo, mejora de financiación de los Mossos d’Esquadra... Pero, sobre todo, exige la titularidad del edificio de la Jefatura de la Policía Nacional, en el numero 43 de la Vía Laietana. Lugar de tortura franquista para el imaginario marxista y separatista, y edificio que pretenden convertir en la sede de la llamada Memoria Histórica.
En el XIX fue el domicilio de un rico empresario, reconvertido en hotel durante la Exposición Universal de 1929, y tras la proclamación de la Segunda República, se instaló la Comisaría de Orden Público de la Generalitat. En sus dependencias tenía su despacho Miquel Badía, conocido como el «Capità Collons», un supremacista fascinado por la virilidad fascista de los años 30, fundador de las milicias de Estat Català y jefe de la policía política desde diciembre de 1933 hasta septiembre de 1934 y que sería asesinado por un grupo anarquista, cumpliendo órdenes de Companys.
La historia de su crimen empezó en 1933, en un hospital de Manresa, tras un fogoso encuentro sexual entre Miquel Badía y Carmen Ballester, una atractiva joven militante separatista, casada con Joan Duran, amigo de actividades policiales de Badía. Estos sufrieron un accidente de automóvil, a resultas del cual Badía fue hospitalizado y Duran dado de alta inmediatamente. La Ballester se trasladó a Manresa para visitar a su esposo, al que creía malherido, pero se encontró en la habitación con el fornido «Capitá Collons». Ambos, presos de gran furor sexual, mantuvieron relaciones en la habitación del hospital. Años después, los celos de Companys contra Badía por la exhibición impúdica que hacía de su conquista, precipitaron la tragedia, origen del desastroso golpe de Estado del 6 de octubre de 1934, preludio de la Guerra Civil. «A ver si ahora diréis que no soy catalanista», dijo Companys para impresionar a Ballester y demostrarle que él era más nacionalista que Miquel Badía. La tragedia catalana se cocinó en «Via Laietana, 43».
Fue en Vía Laietana 43, cuando el 19 de julio de 1936, con el Ejército levantado en armas contra la República, a Lluís Companys se le presentó el coronel Antonio Escobar al mando de la 19ª Comandancia de la Guardia Civil. Con cientos de guardias formados a lo largo de la calle y dispuestos a ser fieles al Gobierno, aplastaron a los revoltosos. Companys, eufórico, gritó: «Visca la República! Visca la Guàrdia Civil!». El golpe fracasó en Barcelona gracias a la Guardia Civil.
Tras la guerra, sus dependencias se transforman en la Jefatura Superior de Policía, y se creó la Brigada político-social, encargada de reprimir la oposición al Régimen y lugar donde empezarían a conocerse las hazañas del comisario Juan Creix. Centro de detención y torturas de antifranquistas, el mito de «Via Laietana, 43» se agigantó tras la detención de Jordi Pujol el 19 de mayo de 1960, a raíz de los «Fets del Palau». La comisarÍa de Barcelona estará siempre asociada a la del líder nacionalista. El 11 de mayo de 1966 tuvo lugar una manifestación de 130 sacerdotes en protesta por las detenciones los participantes en la «Caputxinada». El nacionalismo señaló a «Via Laietana, 43» como el centro del mal.
El 18 de octubre de 2019 tuvo lugar la llamada «Batalla de Urquinaona», los graves disturbios callejeros protagonizados por radicales independentistas con motivo de la sentencia del procés, en el intento de asaltar la comisarÍa de policía de Vía Laietana, 43. En la actualidad, el edificio es la Comisaria de Policía Nacional.
Conseguir la titularidad del edificio de Vía Laietana, 43, en su falaz imaginario, es la derrota de España.
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