Cristianismo
Un epitafio para la Historia
La Europa cristiana resistió en Lepanto y Viena y ahora, tras la Modernidad, no parece dispuesta a resistir más
Lo sucedido en Afganistán y lo que está por suceder en las próximas semanas –incluida la posibilidad de nuevos atentados, como ha anunciado el propio Biden– forma parte ya de nuestra Historia contemporánea. Por desgracia para los occidentales, es un capítulo triste y que no augura un futuro mejor, más seguro y próspero en este mundo cada vez más globalizado e intercomunicado y, al tiempo, más desigual.
El indiscutible liderazgo de los Estados Unidos ejercido durante buena parte del pasado siglo en el mundo bipolar nacido en 1945 y fortalecido a partir de 1991 con la implosión de la URSS, ha hecho crisis con esta huida de Kabul, acontecimiento que supone un parteaguas en la Historia. Su trágico icono es que el mismo ejército norteamericano haya tenido 13 bajas de marines con este último atentado, lo que constituye su mayor pérdida de vidas humanas de los últimos años.
En el siglo V caía Roma, capital del imperio de Occidente, ante los bárbaros de Alarico, y nacía la Cristiandad durante una Edad Media que duró diez siglos. Después caería ante los otomanos Bizancio, la Constantinopla capital del Imperio oriental– y surgía un nuevo orden bipolar en tensión permanente entre cristianos y musulmanes.
La Europa cristiana resistió en Lepanto y Viena y ahora, tras la Modernidad, no parece dispuesta a resistir más. Sus secas raíces cristianas no transportan ya la savia vital que su cuerpo necesita para sobrevivir. Se agota el tiempo para que la Historia escriba su epitafio.
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