Luis María Anson

Canela fina | Juan Carlos I, 46 años después

Juan Carlos I ha encarnado uno de los cuatro reinados más grandes de la Historia de España, junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III

Historiadores prestigiosos coinciden en subrayar que el reinado de Juan Carlos I se encuentra entre los cuatro más grandes de la Historia de España, junto a los de Carlos I, Felipe II y Carlos III.

Se cumplen ahora los 46 años de la muerte del dictador y del ascenso al trono de Juan Carlos I. A su proclamación ante las Cortes franquistas no asistió su padre Don Juan ni su madre Doña María ni sus hermanas Pilar y Margarita. Recuerdo muy bien las presiones a que fue sometido Don Juan durante aquel mes de noviembre para que abdicara. Se negó en rotundo. Nos convocó en París a Pemán, a Sainz Rodríguez y a mí. Pemán no pudo desplazarse, Sainz Rodríguez y yo redactamos el último manifiesto de Juan III. En síntesis, afirmaba que el objetivo de la Monarquía por él encarnada consistía en devolver al pueblo español la soberanía nacional secuestrada en 1939 por el Ejército vencedor de la guerra civil.

Don Juan Carlos se convirtió en Rey de hecho sin las dos legitimidades de los Monarcas europeos: la dinástica y la popular. Cuando en 1977 decidió convocar elecciones libres, Don Juan abdicó sus derechos en un acto en el palacio de la Zarzuela al que asistimos en representación de su Consejo Privado, Pemán y yo. En 1978 el pueblo, a través de la voluntad general libremente expresada, aprobó la Constitución. Don Juan Carlos reunió así la doble legitimidad: la dinástica y la popular.

Durante los cerca de 40 años en que fue Rey trabajó de forma incansable en favor del pueblo. Recibió de Franco todos los poderes y a todos renunció para poner en marcha la democracia pluralista plena. Sofocó el intento de golpe de Estado de 1981. Engrandeció la imagen de España en incontables viajes por todo el mundo. «No saben ustedes lo que tienen- nos dijo el presidente Pertini en la sede de la agencia Efe en Roma- Si hubiera que resolver un conflicto internacional por arbitraje todos aceptaríamos al Rey Juan Carlos como árbitro». Un Rey que pronunció discursos ante el Parlamento británico y ante la Duma de la Unión Soviética, ante el Congreso de Estados Unidos y ante la Asamblea de la China comunista. Un Rey que estuvo presente en casi todos los actos de relieve, culturales, políticos, sociales, económicos, deportivos… Y que, tras la miserable campaña padecida, justo es reconocer el balance abrumadoramente positivo de su reinado.

Luis María Anson, de la Real Academia Española