Geográfico

Un país imaginado

Es el único lugar de Europa en el que se cruzaron las cuatro culturas que la han conformado: la celta y las tres del Libro

Se trata de un país imaginado. Así lo llaman. Pero país fundamental y nada de imaginario. Un país mítico en torno a la cordillera Ibérica, columna vertebral de España, convertida hoy en escenario ruinoso de la despoblación. Ayer, coincidiendo por azar con que la vieja Castilla entraba en campaña electoral, se presentó en Madrid la «Guía turística de la Celtiberia», que es mucho más que una guía turística al uso, bien documentada y abundantemente ilustrada. Pasaron los tiempos del carandelliano «Celtiberia Show». Esto va en serio. Es una revelación para el lector desprevenido, un descubrimiento deslumbrante del país que llevó el peso principal de la Historia de España. Esta legendaria tierra fronteriza, crisol de culturas, donde se fraguó el idioma común y que fue más adelante clave para la vertebración nacional, se ha convertido, con el andar del tiempo y el abandono de los poderes públicos, en el territorio más despoblado de Europa con seis habitantes por kilómetro cuadrado. Si sienten curiosidad, ahí encontrarán bien dibujado el corazón de la «España vaciada».

Un amplio número de especialistas, bajo la dirección y coordinación del profesor Javier Hernández Ruiz, se ocupan de desentrañar, en ocho apartados, todos los secretos de esta tierra mágica, «estas sierras, alcarrias, páramos, valles, depresiones y gargantas», tan a la mano y tan desconocidas, donde el viajero advertido se topará, a poco que se esfuerce, con restos celtibéricos . El país que se dibuja en la Guía se extiende por ocho provincias, que pertenecen a cuatro comunidades: las dos Castillas, La Rioja y Aragón, con el Moncayo como faro y referencia. Es el único lugar de Europa en el que se cruzaron las cuatro culturas que la han conformado: la celta y las tres del Libro. Refugio de la mística, solar, como queda dicho, del balbuceo de la literatura castellana, paraíso del mudéjar, encanto del románico rural, cuna de la Mesta, exhibición de castillos, fortalezas, murallas, catedrales, monasterios y casas solariegas, espacios naturales aún vírgenes con los mejores sabinares del mundo, encinares y páramos cantados por los poetas…En el libro no queda piedra por mover ni canto por escuchar.

Con la Celtiberia empezó todo. Por la Celtiberia, el país imaginado, bien contorneado en esta singular Guía, debería empezar la tarea de las autoridades públicas para poner remedio, si es que aún es posible, al escandaloso desequilibrio entre Comunidades, el problema de la despoblación y el drama de la «España vaciada». Ahí está el mapa de las necesidades acuciantes y el espejo de tan largo desafuero. Se trata de volver a poner en marcha el fatigado corazón de España.