Pensiones

La subida de las pensiones y el truco del almendruco

La reforma de Escrivá es muy discutible, sobre todo si el objetivo es garantizar la solvencia futura del sistema

Pedro Sánchez, preso de sus propias palabras, por mucho que carezcan de valor, tiene que hacer de vez en cuando gestos para su clientela y su pintorescos y variopintos apoyos parlamentarios, desde Bildu hasta «Teruel existe», sin olvidar, claro a los podemitas que ahora lidera la «vice» omnipresente, Yolanda Díaz, la Evita Perón gallega. Sánchez tenía y tiene delante la patata caliente de las pensiones, con un sistema claramente deficitario, y le encargó a su ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá una reforma que incluyera la indiciación, actualización con la inflación. El ministro, obediente, se puso a ello, aunque iba e contra de lo todo lo qué él mismo había defendido en su larga carrera de economista y también cuando estaba al frente de la AIREF (Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal), adonde llegó de la mano del que fuera ministro del PP, Álvaro Nadal, para rechifla, por un lado, y escándalo, por otro, del partido que lidera Pablo Casado.

La reforma de Escrivá, que entra en vigor este nuevo año, incorpora esa actualización de pensiones con la inflación. Al mismo tiempo, en enero habrá también una revalorización con método antiguo recuperado por el PSOE, que prevé una subida similar. La fórmula es muy discutible –en Bruselas han advertido de los riesgos para la solvencia– porque pone en jaque la viabilidad futura del sistema, ya que genera un incremento notable del gasto, sin que estén garantizados los ingresos necesarios para pagar las prestaciones. Además, y es lo más paradójico, también es algo así como el «truco del almendruco». La norma dice que las pensiones se actualizarán con la inflación de noviembre, pero añade –en la letra pequeña– que será la inflación media del último año. Un matiz capital, por cierto. En noviembre la inflación interanual fue del 5,6% –ahora ya está en el 6,7%–, pero la media –suma de la de cada mes, dividida por 12– Fue del 2,5%. Pues bien, ese 2,5% es lo que se actualizarán las prestaciones. El truco o la trampa son considerables. Aunque para el análisis económico lo que cuenta es la inflación media, para los ciudadanos –pensionistas o no– los precios en noviembre habían subido un 5,6% el último año y un 6,7% a finales de diciembre. Y si en marzo –poco probable– la inflación está en el 3%, los precios no habrán bajado, sino que habrán subido menos. La reforma de Escrivá es muy discutible, sobre todo si el objetivo es garantizar la solvencia futura del sistema, algo que no hace, pero para los pensionistas tiene mucho de «truco del almendruco», también de Sánchez.