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Cachuli

Lo que hace este señor durante esa docu serie, o remedo de docu serie, es lamentable

Vamos a ver si soy capaz de decir o de expresar el asco extremo que me da Julián Muñoz. La otra noche vi esa cosa infame que echaron por la tele sobre el ex Alcalde de Marbella y su relación con Isabel Pantoja y, siento decirle a Paloma García-Pelayo, a la que admiro profundamente y respeto porque me parece una profesional magnífica y una feminista que nos representa, que ese señor merecía que ella le dijera algunas cositas. Entiendo que, a veces, solemos parapetarnos en la objetividad, en la necesidad de la equidistancia, en «hacer nuestro trabajo». El periodismo no debe juzgar, sino obtener los datos suficientes como para que la sociedad decida. Pero ante casos así, es necesario actuar. Vamos a recordar, para empezar, que ninguno de los dos protagonistas son santos. Ambos cometieron delitos y por ellos fueron a la cárcel. Delitos económicos graves porque suponen lo peor que se puede hacer, que es, apropiarse de dinero público para intereses particulares. Ella fue acusada de blanqueo de capitales y hubo sentencia firme. Lo de él es un poquito más largo. Siete sentencias firmes por un total de veintidós años. Delito urbanístico, prevaricación, blanqueo de capitales, cohecho, malversación de fondos. Debido a una patología cardiovascular está en su casa. Lo que hace este señor durante esa docu serie, o remedo de docu serie, es lamentable. No porque se defienda, ojo, que tiene todo su derecho, sino porque demuestra que no ha aprendido nada. Sigue siendo el mismo chulo piscina de siempre. Con todo su papo, fue capaz de afirmar que ha sido un señor con la prensa, cuando se ha tocado el paquete delante de reporteras con palabras malsonantes. Hay vídeos, malditas hemerotecas. Se vanagloria descaradamente de haberse llevado al huerto a una señora artista (que me cae al hígado, ojo) y de haberle sido infiel a su mujer. Reconoce haber tenido planes de desear compaginar a su esposa y a la amante y, si ya no fuera bastante, cree que fue víctima de un hechizo, como si las mujeres fuéramos brujas y él un pobre señor víctima inocente. Eso, Paloma, no es aceptable, lo sabes. Y, sobre todas las cosas, el cinturón no hay cojones de bajarlo a su sitio. Cuello barco el pantalón. Un caballero.