Cataluña

Algo se mueve, o mueven, en el PP catalán

El PP está obligado a aprovechar el hueco que también deja en Cataluña la debacle de Cs en todo el territorio nacional, y esto exige volver a la calle para levantar la moral de la militancia

Vuelven a sonar vientos de cambio en el PP catalán. Manuel Reyes es el nombre de moda dentro de las filas populares. Fue alcalde de Castelldefels y volvió a ganar las elecciones en un municipio difícil, a pesar de que la unión de los independentistas le impidió gobernar. Ahora se ha echado a la «carretera» como presidente del PP de Barcelona, provincia para la que ha conseguido que haya una lista del PP en cada pueblo.

«Es un nombre a tener en cuenta. Es de la escuela del trabajo duro». Esta descripción sale de la dirección nacional cuando se pregunta por él, y es una señal de que empiezan a moverse las cosas para activar el cambio. Todo parece indicar que, al menos en clave interna, se está consolidando una nueva estrella para los populares catalanes.

El PP atraviesa una profunda crisis en Cataluña, hasta el punto de que se le da por muerto en determinados ámbitos, y de que el penoso resultado de las últimas elecciones autonómicas dañó al liderazgo de Pablo Casado. El presidente nacional sólo consiguió sobreponerse al golpe con el subidón del resultado de las elecciones del pasado mes de mayo en Madrid.

Este fin de semana el PP catalán ha sido noticia por tener aforo suficiente como para montar una Junta en Vic. El acto de partido del sábado, convocado en una ciudad inhóspita para el constitucionalismo tras los altercados de los últimos años, dicen que lo organizó Reyes, y que Alejandro Fernández, actual presidente regional y candidato en las últimas elecciones, intentó boicotearlo, aunque, al final, se le viese al frente de la comitiva popular en la foto. Por cierto, el independentismo acosó y vetó este sábado, una vez más, al PP en Vic, ante lo que el partido ha decidido llevar a la alcaldesa a la Fiscalía, después de que el ayuntamiento les notificase la negativa a la instalación de una carpa amparándose en una normativa municipal que impide el desarrollo de actividades contrarias «a la moral, a las buenas costumbres o al orden público». El PP está obligado a aprovechar el hueco que también deja en Cataluña la debacle de Cs en todo el territorio nacional, y esto exige volver a la calle para levantar la moral de la militancia. Algunos tendrán que dejar paso para que cuaje también en Cataluña el nuevo PP de Casado.