Animales

Viva la Pepa

Su padre había muerto con la pena de no poder encontrar a su perro. Así que Pepa cogió su coche y lo devolvió con sus dueños

Todo lo que está bien se llama Pepa Tenorio. Pepa es de Granada y el otro día se encontró a Dico en una carretera. Dico estaba delgado y tenía algunas heridas, pero tuvo la suerte de toparse con Pepa, una mujer que se encarga, desde hace quince años, de cuidar y dar albergue a perros abandonados. Por eso mismo lleva siempre encima un lector de chips y, afortunadamente, este pastor alemán mayorcito, llevaba chip. Pepa llamó a la veterinaria y Dico aparecía perdido desde 2015. Llamaron al teléfono que aparecía y de pronto, un hombre se puso a llorar al otro lado. Era el hijo del dueño de Dico. Su padre había muerto con la pena de no poder encontrar a su perro. Así que Pepa cogió su coche y lo devolvió con sus dueños. La escena siguiente no se puede ver sin lágrimas, las mismas que tengo yo mientras escribo esto acordándome de la carita de Dico, tan tierno, tan tímido, volviendo con los suyos. Más gente como Pepa Tenorio quiero yo en este mundo. Y solo con las reacciones a ese vídeo puedes conocer cómo es cada persona que escribe sobre el mismo. Los hay que no pueden dejar de llorar, que se acuerdan de sus mascotas, de sus animales desaparecidos, que se emocionan y se les encoge el corazón. Y los hay que prefieren quedarse en cómo va decorado el coche de Pepa o de cómo va vestida Pepa. Imaginan que, llevando el coche lleno de peluches, mariposas, chapas y muñecos, le falta clase y buen gusto y es «la loca de los perros». Cosas así escriben. Como si pensaran que Pepa no sabe perfectamente cómo quiere llevar su coche, su eye liner, o su vida. A mí Pepa me gusta como es, con su novio Antonio, con sus veinte perros, viviendo con sus padres, teniendo tanto amor por los animales. Y me gusta mucho su coche, que me recuerda al Mambo Taxi de Guillermo Montesinos en «Mujeres al borde de un ataque de nervios» de Almodóvar. Viva Pepa, que llora como una pu*a madalena.