El personaje
Mónica Oltra: La tenaz protectora
Al estallar el “caso Gürtel” se erigió en el azote de Camps y llegó a ser expulsada del la Cámara
Atraviesa una situación complicada ante una posible imputación judicial. La vicepresidenta, portavoz y consejera de Igualdad de La Generalitat Valenciana, lideresa de Compromís, puede estar al borde del banquillo tras haber admitido que encargó el polémico informe psicológico que desacreditaba a la menor tutelada por la que su ex marido, Luis Eduardo Ramírez Icardi, ha sido condenado a cinco años de cárcel. Un turbio asunto de abusos sexuales que preocupa mucho en el entorno del presidente Ximo Puig, dado que si Oltra tuviera que dejar el gobierno de la Comunidad Valenciana se rompería el Pacto del Botanic que permitió al socialista Puig sentarse en la presidencia con el apoyo de Compromís y Podemos. Aunque públicamente Ximo Puig ha respaldado en todo momento a su número dos, las cosas se ponen feas para Oltra al haber abierto nuevas diligencias el juez que condenó a su ex marido en una causa que lleva ya trece personas imputadas. Con una tenacidad al límite, Mónica Oltra ha intentado maquillar las fechorías y turbulencias que rodean este escabroso asunto, mientras los partidos de la oposición exigen su cese inmediato.
Con un discurso radical y exaltado la vicepresidenta valenciana ha intentado tapar las consecuencias del caso y desafiar sus acusaciones: «Que vengan a por mí si quieren, pero que dejen en paz a los funcionarios», advirtió airada en varios medios de comunicación. Pero el escándalo ha ido creciendo, su ex marido Luis Eduardo Ramírez ha pedido una rebaja de la condena alegando estar en paro y la propia Oltra ha tenido que admitir que ella encargó el informe para desacreditar a la menor. El PP ha desatado una ofensiva en las Cortes Valencianas y la apertura de nuevas diligencias por el juez complica su situación. Al estar aforada, el caso pasaría al Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) y, según fuentes jurídicas, su presunta imputación sería por prevaricación, ocultación de pruebas y malversación, lo que conlleva inhabilitación para cargo público. Si ello sucediera, la crisis en el seno del gobierno valenciano sería inevitable, dado que Mónica como lideresa de Compromís es el firme apoyo de Ximo Puig, que se vería obligado a convocar elecciones. Cuando ocurrieron los hechos estaba ya divorciada de Ramírez Icardi, pero la investigación judicial desvela intentos por tapar los abusos sexuales a la menor cuando era su educador.
Nacida en Neuss, una ciudad de Alemania occidental, en el seno de una familia de emigrantes valencianos, Mónica Jarque Tortajada utilizó los dos apellidos maternos ya que su padre mantenía otra relación sentimental y no pudo adoptar el paterno hasta que en 1981 se aprobó en España la ley del divorcio. Poco después la familia regresó a Valencia, estudió Derecho y se afilió al Partido Comunista del País Valenciano (PCPV). Después ejerció como abogada de Izquierda Unida en esta Comunidad y en las elecciones autonómicas de 2007 se integró en las listas de Compromís, coalición de izquierdas formada por Izquierda Unida, el Bloc y otras formaciones ecologistas. Tras varios enfrentamientos entre sectores del partido fue portavoz en las Cortes regionales y protagonizó duros debates con diputados del PP, con quienes mantuvo una gran agresividad. Al estallar el Caso Gurtel se erigió en el azote de Francisco Camps, entonces presidente del gobierno valenciano, y llegó a ser expulsada de la Cámara por lucir una camiseta con la frase «Se busca, solo vivo».
Otro debate muy acalorado lo tuvo con el entonces vicepresidente Juan Cotino, a quien acusó de «no sentir vergüenza» por tener empresas familiares implicadas en la Gürtel. Visiblemente molesto, Cotino le replicó que «tendría vergüenza si fuera padre de una hija como usted, pero como posiblemente no le conoce…», en alusión a que no pudo llevar el apellido paterno hasta 1981. El nombre de Mónica con los apellidos maternos aparecía en el expediente de adopción de dos niños en Etiopía cuando su pareja era Luis Eduardo Ramírez, y Cotino tuvo acceso al documento por ser titular de la consejería de Bienestar Social dónde se tramitó la adopción. Después, Cotino pidió disculpas a la afectada pero la animadversión no acabó, hasta el punto de que Francisco Camps, Cotino y otros diputados del PP abandonaban el hemiciclo de las Cortes valencianas cuando Mónica salía a hablar. En esta legislatura, Mónica ejerció como diputada muy combativa contra el gobierno de Camps y lució varias camisetas con acusaciones como «Estamos hartos» o «Canal 9 manipula». En otra ocasión fue expulsada de la Cámara por su entonces presidente Juan Cotino por llevar una camiseta con la frase «No nos falta dinero, nos sobran chorizos». En las elecciones de 2015 Compromís triplicó sus resultados, se convirtió en tercera fuerza de la Comunidad y tras el pacto con el Partido Socialista y Podemos se articuló un gobierno de izquierdas con Ximo Puig de presidente y Oltra como vicepresidenta.
Para el PP ella ha sido la verdadera voz de mando en La Generalitat valenciana como número dos, portavoz, consejera de Igualdad y Política Inclusiva, departamento que para colmo gestiona a las menores tuteladas, lo que acarrea la condena de su ex marido, otras trece personas y que ahora puede salpicarla al admitir la elaboración del informe. En el plano personal siempre ha sido una mujer muy activista en la calle, en movimientos sociales, en tertulias, y acompañó a Yolanda Díaz en su presentación en Valencia, si bien ahora nadie sabe si la ministra de Trabajo contará con ella a la vista del escándalo. De momento, Mónica Oltra no se achanta, denuncia «una conspiración de la extrema derecha» contra ella y recuerda una frase que le dijo su padre, también comunista, cuando se metió en política: «Te quemarán como lo intentaron hacer conmigo». La justicia sigue su curso.
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