Hungría

Orbán arrasa otra vez en Hungría

Por cuarta vez consecutiva –como Feijóo en Galicia– y quinta en total, Viktor Orbán arrasó ayer en las elecciones generales del país de los magiares en un escenario planteado como de «guerra o paz», con Ucrania como vecino y el «mundo» como enemigo. La licencia literaria viene a cuento por cuanto la nomenklatura de Bruselas, capital de la UE, le tiene en el punto de mira, al igual que su compatriota George Soros nacido en Budapest, con su Open Society financiando a todos sus adversarios posibles que ni siquiera yendo todos juntos en coalición como el domingo, pueden con él.

En estas circunstancias, obtener un 54% de los votos y los 2/3 de los escaños del Parlamento dan una idea de lo que quieren los húngaros y quién encarna para ellos sus valores e ideas. Oponerse al dogma laicista de lo políticamente correcto que es la ideología de género, supone enfrentarse al «príncipe de este mundo», y bien lo experimenta en sus propias carnes Orbán, al que desearían desterrar del poder si no fuera porque sus compatriotas lo impiden en las urnas una vez y otra en cada elección a la que son convocados.

Para medir directamente el respaldo popular a su política respecto a la ideología LGTBI, que se opone al adoctrinamiento escolar en la materia, sometió la misma a referéndum junto a las elecciones. Pese a obtener un respaldo del 90%, no ha superado el 50% de votos válidos emitidos, por lo que su resultado no es vinculante. Asimismo, en Bruselas levanta ampollas su política respecto a la inmigración y los refugiados, al rechazar la que considera incompatible con su idea de una «Hungría cristiana». La Historia de Hungría, a caballo entre las guerras contra el imperio Otomano y su pertenencia al Imperio católico austrohúngaro, marcan su identidad nacional muy vinculada a sus raíces cristianas.

Por si no tuviera suficientes enemigos, al final el mismo Zelenski se sumó a la campaña en su contra, con un éxito descriptible. Le acusó de ser el único aliado de Putin en la UE por oponerse a suministrarle armas para combatir al ejército ruso, que Orbán consideró un riesgo excesivo de asumir, dada la vecindad entre ambos países.

La gira virtual del presidente ucraniano por todos los parlamentos europeos y atlánticos, le ha convertido en una especie de salvador del mundo y de la libertad, aunque en Hungría ha tenido un eco más bien limitado, por decir algo. Mañana le toca el turno a nuestro Congreso, y será interesante ver al sector comunista de los diputados aplaudir a Zelenski, ¿o no?