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El gas subirá aún más

Por desgracia el precio internacional del gas va a seguir subiendo. El motivo no es otro que la decisión de Rusia de cortar el gas a Polonia, y la de Ucrania de hacer lo mismo con el procedente de la estación de bombeo de Luganks, bajo el argumento de que es una zona ocupada por Putin. Siendo eso cierto, no lo es que Moscú quiera suprimir el suministro a los países conectados a ese oleoducto (Hungría, Rumania, Moldavia y Eslovaquia). Lo que interesa a los rusos es seguir vendiendo gas, como es obvio. El fondo de la cuestión radica en la presión de la UE y USA a Hungría para que no boicotee el nuevo paquete de sanciones. El derechista Orban, que acaba de conseguir otra arrolladora victoria electoral, ha explicado que su boicot no es porque apoye a Putin sino por defender los intereses propios, pues necesita 550 millones de euros para adaptar sus refinerías más otros 200 para poder conectarse al gasoducto del Adriático. Estima que, de lo contrario, habrá de pagar el gas (a EE.UU) un 55 % más caro.

Como respuesta a Orban, Ucrania le corta el gas, que se lo tendrá que buscar donde pueda al precio que sea, y además no podrá boicotear a la UE. La consecuencia directa es que el precio va a seguir subiendo a medio plazo.

Hungría y Kiev mantienen un litigio en Transcarpatia, región de Ucrania en la que el húngaro era lengua co-oficial (como el ruso al Este del país) y en donde Orban entendía que los derechos de los húngaros se vulneraban por Zelenski. Por eso no ha enviado armas a Ucrania, aunque lleva acogidos a 700.000 refugiados.