Impuestos
Lecciones sobre guerras y márgenes
El único partido cuyos votantes en su mayoría impugnan los menores impuestos es Podemos, e incluso el 25 % de los votantes del partido ultraizquierdista los aplauden
Ante la propuesta del PP de bajar los impuestos, «El País» se opuso: «choca con las necesidades de una economía de guerra, cuando más necesario es disponer de recursos públicos. Con una presión fiscal por debajo de la media de la UE y en una situación de deuda y déficit preocupantes, España no tiene margen para bajar impuestos». Como si los ciudadanos no tuvieran necesidad de disponer de sus recursos privados, o como si la mayor fiscalidad europea –bastante dudosa, por cierto– fuera argumento suficiente para crujir aún más a la gente, y como si el único margen que aquí contara fuera el de los gobernantes, no el de sus súbditos.
Una reciente encuesta de NC Report para LA RAZÓN arrojó resultados reveladores sobre la cuestión. Ante la pregunta: «¿habría que bajar los impuestos?», el 97,4 % de los votantes del PP contestó que sí, como el 92,3 % de los votantes de Vox. También apoyan la iniciativa el 78,9 % de los votantes de Ciudadanos. Normal, dirá usted. Pero, atención, el 61,2 % de los votantes del PSOE defienden la propuesta de Núñez Feijóo, y solo el 30,6 % la rechaza. En suma, pues, el único partido cuyos votantes en su mayoría impugnan los menores impuestos es Podemos, e incluso el 25 % de los votantes del partido ultraizquierdista los aplauden.
Volviendo a «El País» aleccionador, Andreu Missé escribió: «Hablar de subir o bajar los impuestos es una simplificación excesiva. En España hay un verdadero boquete fiscal porque no pagan debidamente los que más ganan, lo que se traduce en más carga fiscal para trabajadores, autónomos y la mayoría de empresarios». Nótese la alacridad con la que enlaza el razonamiento, como si la presión fiscal que padece la mayoría del pueblo no fuera responsabilidad del poder político que ordena la tributación sino solo de unos malvados evasores. De ahí a echarle la culpa a la banca hay un paso, y lo da, sin simplificar, claro.
Por fin, otras lecciones progresistas son solapar Estado y sociedad, y presumir de seriedad. Sentencia Missé: «Los ciudadanos saben que mejores servicios públicos implican más ingresos fiscales. No se puede hablar seriamente de una cosa sin la otra». Con toda seriedad, olvidó que los ciudadanos, como hemos visto, saben seriamente lo que quieren: pagar menos impuestos.
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