Yolanda Díaz
Boris Johnson, Yolanda Díaz y el mejor trabajo del mundo
Hay fotos de Yolanda Díaz, sobre todo una en Barcelona en la Generalitat, en la que parece la misma Evita, la de verdad, la que jaleaba a los descamisados desde la Casa Rosada en Buenos Aires
Boris Johnson tiene un algo de Falstaff. Yolanda Díaz, bastante de Eva Perón. La imagen y la estética hacen que el todavía inquilino de Downing Street y la impulsora de Sumar sean comparados con esos personajes. El antihéroe de Shakespeare, que se inspiró en un personaje histórico, era grande y gordo y así ha sido representado en el teatro y en el cine, interpretado por Orson Welles en aquellas «Campanadas a medianoche». Johnson, que puede recitar la Ilíada de memoria y en griego y que domina las obras del autor de Stratford-upon-Avon, también ha sido con frecuencia un bufón «falstaffiano» al frente del Gobierno británico. Hay fotos de Yolanda Díaz, sobre todo una en Barcelona en la Generalitat, en la que parece la misma Evita, la de verdad, la que jaleaba a los descamisados desde la Casa Rosada en Buenos Aires, con un discurso parecido al de la «vice» segunda del Gobierno, y también la idealizada por Madonna en «No llores por mí Argentina». Hasta en eso hay paralelismo, la mujer de Perón era, de hecho, la segunda de su Gobierno, y la impulsora de Sumar es la cabeza de la otra parte del Gobierno de Sánchez. Un Plutarco moderno hubiera incluido a Boris Johnson y John Falstaff y a Yolanda Díaz y Eva Perón en sus «Vidas paralelas» que también era el libro favorito de Jordi Pujol.
Johnson, al anunciar su despedida, que quiere retrasar todo lo posible, ha dicho que «nadie en política es, ni siquiera remotamente, imprescindible», para añadir que ha estado orgulloso de haber tenido «el mejor trabajo del mundo», aunque es probable que pronto descubra que el nuevo es todavía mejor. Roy Jenkins, autor de una excelente biografía de Churchill, fue varias veces ministro en el Reino Unido en las filas del partido laborista. Luchó por el liderazgo del partido, pero nunca lo logró. Una vez retirado de la política le preguntaron que por qué había querido ser Primer Ministro. Jenkins respondió que él lo que de verdad deseaba era ser «ex-primer ministro».
Yolanda Díaz, la «Evita gallega», diga lo que diga, dio ayer el primer paso para intentar el asalto a La Moncloa, un camino que ella no quiere que «sea largo», como el de Kavafis a Ítaca. Inicia un «proceso de escucha», dice, pero nada impide que oiga lo que ella desea y que recuerda al director de cine Michael Winner cuando explicaba que «el trabajo en equipo es un montón de gente haciendo lo que yo digo». Johnson ya lo tiene, pero Yolanda Díaz todavía debe acceder a uno de esos mejores trabajos del mundo, pero «con frecuencia las expectativas no se cumplen» escribió Shakespeare.
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