Política

Argucias bolcheviques en la España del siglo XXI

Quieren que la juventud no avance en su formación y en el espíritu crítico. Lo han demostrado en sus decretos de la Ley Celaá, promoviendo el adoctrinamiento

Durante muchos días hemos asistido a una campaña sobre las becas de Bachillerato de la Comunidad de Madrid en la que el presidente del Gobierno, la Ministra de Educación, medios de comunicaciones y tertulianos adictos a la causa han competido en un lanzamiento de descalificaciones que se ha convertido en una auténtica antología del disparate. Luego, los datos reales de las familias que van a percibir esas ayudas ha logrado el efecto de un reparador silencio.

Cuando todavía se escuchaba ese concierto de instrumentos desafinados, tuvo lugar el Debate del Estado de la Nación y, como ha venido siendo habitual, Isabel Díaz Ayuso marcó el paso a Pedro Sánchez. Así, desde las oficinas de propaganda monclovita se planteó la sesión parlamentaria con el leitmotiv del apoyo a las clases medias ¡qué extraño! Justo a los pocos días del anuncio de la presidenta Ayuso de las becas para atender a los segmentos de la ciudadanía que normalmente no reciben ninguna ayuda y siempre pagan todo.

El presidente Sánchez ironizaba ya en sede parlamentaria con el próximo pago de Ayuso del combustible de los yates, metiendo la pata hasta el fondo porque él mismo, y sin ironía, había subvencionado en 20 céntimos el litro de combustible de estas embarcaciones desde abril a junio. Por su parte, la ministra Alegría, flamante nueva portavoz del PSOE, apuntaba hacia una destrucción de la educación pública en Madrid, mediante el fomento de becas para personas que no lo necesitan.

Una vez más, la fábrica de mantras social-comunista sigue manipulando desde la certeza de que, adocenando a los ciudadanos, algo siempre queda. En el libro «Rusia», el magistral historiador Antony Beevor retrata el escenario atroz de la Revolución comunista y sus consecuencias. El autor describe una época en la que las masas apenas tenían formación política y una de las grandes ventajas de los bolcheviques era que sus oradores no intentaban convencer a la audiencia mediante argumentos, como hacían los otros partidos. Ellos se limitaban a repetir mantras sencillos que tenían gran éxito en un pueblo inculto. El escritor añade resignado: una técnica que todavía parece funcionar.

Y así es, Sánchez y su promocionada ministra se aferran a esas mismas estrategias neocomunistas. Ya hemos visto sus paupérrimas argumentaciones. Por eso quieren que la juventud no avance en su formación y en el espíritu crítico. Lo han demostrado en sus decretos de la Ley Celaá, promoviendo el adoctrinamiento frente al conocimiento racional, el aprobado general, las matemáticas con perspectiva de género y el ecofeminismo, frente a la mejora de la instrucción y de la calidad educativa.

En la Comunidad de Madrid no pretendemos, como otros, asaltar el INE o realizar cocinas tezanescas. Los ciudadanos adultos no adoctrinados, demandan información y datos: en el año 2022, las becas y ayudas al estudio han alcanzado un récord histórico, con más de 220 millones de euros para 600.000 beneficiarios de todas las etapas educativas. Hemos ampliado a las rentas medias este derecho en la etapa de Bachillerato y se ha modulado de forma que los alumnos con menos recursos recibirán casi el doble de dotación; es decir, nuestro sistema de becas es más social, más amplio y más justo de lo que lo ha sido nunca y nadie que lo necesita se queda sin beca. Además, se han aumentado las cuantías de las ayudas, entre un 25 y un 33%, beneficiándose con una mayor cantidad las familias con rentas más bajas. Y un dato contundente: el 92% de los solicitantes de becas de bachillerato tienen rentas per cápita inferiores a los 20.000 euros. ¿Becas para ricos?

Hemos descubierto también estos días con estupor, que, para la izquierda, los hijos no cuestan dinero. Sólo así se explica que, al criticar los requisitos de acceso a estas becas, se esgriman cifras de ingresos aparentemente abultadas con opción a percibir estas ayudas, ignorando a conciencia, que el número de miembros de la unidad familiar es determinante. Aplicando esta mentalidad, el invierno demográfico puede convertirse en irreversible glaciación. Solamente el impulso de la familia y de las rentas medias, motores fundamentales de progreso y desarrollo, junto a la bajada de impuestos y una educación de calidad sin adoctrinamientos, darán al traste con el agotado proyecto sanchista, que cambia de caras a cada rato, sin variar de rumbo.