Opinión

Delitos sexuales

Una educación obsoleta y patriarcal lleva a los varones a cometer delitos graves que les conducirán a la cárcel

Ya se sabe que las estadísticas no son del todo fiables, pero sí nos sirven para constatar lo que quizá ya observamos, así como para callar la boca a los que creen que lo saben todo y manipulan la realidad. Dice el Instituto Nacional de Estadística que de los 3.196 condenados por delitos sexuales en 2021, el 97,9% fueron varones. Si hacemos cuentas esto quiere decir que solo 67 mujeres han sido penadas por esos delitos. Hay muchas más, seguro. Como hay muchos más hombres.

Pero lo importante es ver que una sociedad con una educación obsoleta y patriarcal lleva a los varones a cometer delitos graves que les conducirán a la cárcel, aunque no por mucho tiempo desgraciadamente, y a la soledad, esa sí que por mucho tiempo. Porque nadie con un poco de equilibrio mental querrá tener una relación con alguien capaz, acosar, agredir o violar a otros, así como prostituir y corromper a criaturas. Es penoso saber que las infracciones cometidas por menores han subido considerablemente en los últimos dos años.

¿Qué ha pasado? Yo no lo sé, pero de lo que sí estoy segura es de que seguimos educando a los varoncitos muy malamente. La educación no se transforma al ritmo de la realidad. Y la educación arcaica transforma la realidad a peor. Cuando

todos, o casi, ya sabemos que hay que educar en el desarrollo de la conciencia. Es decir, para que los niños aprendan a comprender, a solidarizarse, a manejar sus conflictos, a priorizar lo importante sobre lo secundario, a ensanchar el humor y la creatividad, a ejercer la crítica constructiva, a valorar los diferente, a ser buenos y libres… en el colegio les seguimos machacando con miles de horas de números, nombres, normativas absurdas, deportes competitivos…

Otra vez enseñando cómo conseguir poder y territorio. Así se perpetua esa cultura del balonazo a la cara del otro, del yo sé más y soy mejor, del te violo porque eres mía. Un desastre que es urgentísimo cambiar.