Política

Las espumas de la política

Y así, entre unas cosas y otras, se fabrica aquí la opinión pública, envuelta en una nube de humo y confusión

La trama de la política, lo que ocurre de verdad, circula por oscuros subterráneos. Se perpetra a escondidas, sin luz ni taquígrafos. Las sesiones del Parlamento no pasan de ser una falsa representación de la realidad, una cansina exhibición de propaganda, que ocupa los telediarios y las páginas de los periódicos. Las trifulcas parlamentarias y las declaraciones fuera de las Cortes, las acusaciones más o menos ingeniosas o llamativas de los políticos de todos los pelajes, circulan luego por la red donde se comentan groseramente, sin matices, a lo bestia. Los anónimos y oscuros emisarios de los partidos, trabajando con el «ratón» a destajo, las convierten en confrontación. Y así, entre unas cosas y otras, se fabrica aquí la opinión pública, envuelta en una nube de humo y confusión. Veamos algunos ejemplos de actualidad.

No sabemos qué se acordó, qué compromisos se alcanzaron en la negociación entre el Gobierno y el Partido Popular para la renovación del Consejo General del Poder Judicial, ni queda claro quién tenía más interés en romper las negociaciones. Sólo sabemos que fueron el presidente Sánchez y su ministro Bolaños los que garantizaron de entrada, según parece, a sus interlocutores que no tenían intención de rebajar las penas del delito de sedición, como pedía ERC. Y, sin embargo, anunciaron las rebajas en el Código Penal cuando el pacto de la Justicia estaba a punto para la firma. ¿A quién favorecía la ruptura? ¿Estaba todo planeado? ¿Puso Sánchez a Feijóo en el disparadero de la espantada para desacreditarlo? ¿ O provocaron la ruptura, como condición para aprobar los Presupuestos, los socios del Gobierno y algunos ministros, que detestaban los acuerdos y el reparto de cromos con los populares?

No sabemos si lo de la sedición fue acordado en la «mesa de diálogo» con Pere Aragonés, como se sospecha con fundamento. Lo mismo que se da por seguro en los mentideros de la capital que entre los acuerdos secretos a que ha llegado el Gobierno con el presidente de la Generalidad figura de forma relevante un referéndum consultivo en Cataluña, de consecuencias imprevisibles. Esto es por ahora una sospecha inquietante.

En fin, no sabemos qué emisario socialista, se supone que con el visto bueno de Pedro Sánchez, ha visitado a Puigdemont, ex presidente de la Generalidad fugado de la Justicia, para ofrecerle facilidades procesales si regresa a España. E ignoramos qué garantías y seguridades le ha ofrecido. En todo este embrollo catalán, como en los demás asuntos importantes de la vida nacional, sólo vemos, como decía Unamuno, las espumas de la política que afloran de los sumideros.