Isabel Díaz Ayuso

Ayuso y las mentiras de la izquierda

«No hay dos, tres, cuatro... PP, sino uno que está sólidamente liderado por Feijóo, que asumirá el Gobierno tras las elecciones»

La obsesión contra Ayuso refleja muy bien la debilidad de la izquierda política y mediática. A esto se une la campaña brutal contra Feijóo. Estos datos son el mejor indicador, a pesar del fervor del gubernamental CIS de Tezanos, de la realidad demoscópica. La presidenta madrileña realizó un discurso sólido, vibrante y profundo en su conferencia en LA RAZÓN a la que asistieron alrededor de 500 personas. Este poder de convocatoria muestra con claridad la firmeza de su liderazgo. Mientras la izquierda está en proceso de descomposición y protagonizando una sucesión ininterrumpida de incumplimientos electorales, el PP muestra la solidez de una alternativa sin fisuras. Es verdad que sus enemigos se han inventado discrepancias entre Ayuso y Feijóo, pero la primera y segunda filas del acto permiten constatar la inconsistencia de esa mentira. No hay dos, tres, cuatro… PP, sino uno que está sólidamente liderado por Feijóo y que está preparado para asumir el Gobierno tras las elecciones generales. No hay que darle más vueltas, a pesar de la enfermiza obsesión contra Ayuso del aparato propagandístico socialista.

La presencia de la cúpula popular y de los presidentes de Castilla y León y Murcia es el mejor desmentido. Feijóo y Moreno estaban de viaje oficial en el extranjero. La presidenta madrileña ofreció un discurso con un fuerte contenido ideológico, porque se trata, precisamente, de dar esa batalla a una izquierda fanática y frentista que es muy nociva para España. Ayuso expresó lo que millones de españoles quieren oír. Es lo que hará Feijóo cuando llegue a La Moncloa. Es la derogación de un conjunto de leyes ideológicas y sectarias que tiene un objetivo estrictamente partidista y que no hace otra cosa que dividir a los españoles. En primer lugar, no es posible un pacto con jueces de Podemos o independentistas. Es algo de sentido común. No se trata de cuotas, sino de la defensa del ordenamiento constitucional. La disparatada ley de Memoria tiene que tirarse a la papelera. La labor será muy amplia e intensa, porque no se puede permitir que la sociedad quede dividida e hipotecada. Un aspecto importante, aunque innecesario, fue insistir en que su objetivo político es que «Sánchez abandone Moncloa. No ir yo allí». La cohesión del PP no depende de las mentiras de la izquierda.