Política

Montero y el ministerio de los líos

«El objetivo es dividir y enfrentar a la sociedad, radicalizar las instituciones y movilizar a sus votantes»

La impericia de la ministra de Igualdad, Irene Montero, y su equipo han provocado un desgaste enorme al gobierno de coalición por los errores de la chapucera «ley del solo sí es sí». Es cierto que hay decisiones de Sánchez que no le perjudican entre su electorado, pero es evidente que una norma que está beneficiando a decenas de agresores sexuales es un torpedo en la línea de flotación del PSOE. No se puede esconder en la evidente responsabilidad de Podemos, porque el proyecto fue aprobado de forma colegiada por todos los miembros del consejo de ministros. Es inútil establecer un cortafuegos. La izquierda mediática, con sus politólogos y analistas, se está volcando para contener el desastre, aunque en esta ocasión no pueden culpar a la oposición. Los informes fueron ignorados y nadie profundizó en la cuestión más allá de la propaganda y el activismo que tanto gusta a los seguidores de Iglesias. El desprecio por el mérito y la capacidad ha conducido a que esos jóvenes airados, que se quejaban del sistema, hayan desairado a los juristas. La ignorancia ha conducido a que sus ideas de aficionados y su fanatismo sectario impregnen una ley que se tendría que haber aprobado por una mayoría abrumadora.

No solo Podemos es responsable, porque otros grupos la apoyaron en las Cortes. Por cierto, Edmundo Bal es abogado del Estado especialista en Derecho Penal. Hay otros juristas en el Parlamento. Me parece bien que se critique a Montero, pero hay muchos que tiraron la piedra y ahora esconden la mano. No me sorprende. Es lógico que exista preocupación en el PSOE, porque Podemos está imponiendo su agenda minoritaria y lo hace, además, chapuceramente. La izquierda radical tiene una estrategia de adoctrinamiento social que quiere aplicar. Es bueno recordar que Lenin, uno de los mitos del comunismo, quiso corregir las tendencias de la sociedad rusa, ya que estaba en minoría, para obtener la mayoría por medio de la violencia, la dictadura y las leyes. Los ciudadanos somos borregos que tenemos que ser conducidos al redil. Hemos de ser reeducados con esas leyes liberticidas que impulsan las marionetas de Iglesias. El objetivo es dividir y enfrentar a la sociedad, radicalizar las instituciones y movilizar a sus votantes. Y, al final, imponer su revolución.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).