Espectáculos

Leyendas de Asia

Unos acróbatas, malabaristas, trapecistas, payasos... que viajan contagiando felicidad allá donde haya alguien dispuesto a soñar

¡Cómo ha cambiado el circo y qué bien lo hacen los Productores de sonrisas para que niños y mayores no dejemos de soñar!

La historia de la antigua y milenaria Asia y sus apasionantes mitos y leyendas, viene cargada de espectáculos con fuego y alabanzas a cuatro animales venerados: el Ave Fénix, presagio de paz y prosperidad, el unicornio chino, poder y buena suerte, el tigre alado, que representa valentía y felicidad, y el dragón celestial, símbolo del pueblo chino, trae prosperidad y abundancia.

“Circlassica, el sueño de Miliki”, es un precioso viaje a la nostalgia en el que Emilio Aragón cuenta su propia historia: un niño de siete años que sueña con ser payaso. Un homenaje a esas generaciones de familiares dedicados en cuerpo y alma a hacer reír.

Toda una saga de artistas haciéndonos soñar. ¡Qué inmejorable reconocimiento lleno de magia, amor y fascinación!

Las palabras de Emilio en una impecable y emotiva narración, tocan los corazones y hacen experimentar lo que el armonioso y mágico paréntesis navideño genera en un niño. Emilio cuenta con los mejores y desde luego que eso se percibe a través de la excelencia, minuciosidad, espectacularidad y asombro que el público no puede contener. Productores de Sonrisas despiertan aplausos espontáneos hasta en los más pequeños que ni parpadean para no perder detalle, absolutamente entusiasmados y embobados.

Y justamente así es como me he vuelto a quedar ante el nuevo espectáculo “Circlassica, Leyendas de Asia”. Y más aún, si cabe, mis hijos.

Y es que además de tener a los mejores profesionales desafiando todas las leyes de la física de forma inimaginable y una música embriagadora, Circlassica es soñar. Unos acróbatas, malabaristas, trapecistas, payasos... que viajan contagiando felicidad allá donde haya alguien dispuesto a soñar, nos contagian magia, luces y emoción pero también esfuerzo, sacrificio y perseverancia.

Porque los asombrosos e imborrables números de fuerza, equilibrio, destreza… nos recuerdan que ¡nada es imposible!