Sin Perdón

El acoso al Poder Judicial

«Los problemas judiciales de su familia y la corrupción que afecta a su partido y su gobierno han radicalizado a Sánchez»

Nunca desde la Transición hasta nuestros días habíamos asistido a un acoso tan descarado y brutal contra el Poder Judicial. El intento de deslegitimar a uno de los poderes del Estado es muy grave. No sucedió con Suárez, González, Aznar, Zapatero o Rajoy. Algunos tuvieron que sufrir situaciones judiciales muy desfavorables, pero nunca culparon a los jueces por ejercer su función jurisdiccional que es la competencia que les corresponde de acuerdo con el artículo 117 de la Constitución. Hay que respetarla al igual que hacemos con la función gubernativa que corresponde al Gobierno o la legislativa a las Cortes Generales. Otra cuestión distinta es que los ciudadanos y los medios de comunicación podamos criticar las decisiones gubernamentales, las actuaciones políticas o las sentencias judiciales. Lo que no es aceptable es que sea un poder el que critique a los otros o quiera controlarlos como sucede con Sánchez y su Gobierno. Es cierto que su modelo ideal de juez es el presidente del Tribunal Constitucional, Conde-Pumpido, y sus compañeras Montalbán y Segoviano. La deslegitimación de este órgano parte del propio Gobierno, ya que asegura que la amnistía será declarada constitucional. Las garantías que le ha ofrecido su presidente confirman su escandalosa politización.

Los problemas judiciales de su familia y la corrupción que afecta a su partido y su gobierno le han radicalizado. Este nerviosismo explica los ataques a los jueces, que son aplaudidos y seguidos por los comunistas y los independentistas. Les gustaría que no actuaran guiados por el imperio de la ley, que la acción popular solo se pudiera ejercer contra sus rivales y que asumieran las decisiones del Congreso, aunque sean ilegales e inconstitucionales. Es cierto que Conde-Pumpido se encarga de ayudar al Gobierno en este último aspecto, pero solo ha conseguido desprestigiarse. Es bueno recordar que el PP y algunos de sus dirigentes tuvieron problemas muy graves con la Justicia, pero no emprendieron una caza de brujas contra los jueces. No conozco a ningún magistrado, sea cual sea el sentido de su voto en unas elecciones, que esté dispuesto a mancillar su toga. La única excepción, desgraciadamente, ha sido Conde-Pumpido, aunque nunca imaginé que fuera capaz de tener un comportamiento tan poco ejemplar. Sánchez debería dejar de criticar a los jueces y buscar abogados más competentes.

Francisco Marhuenda es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)