Apuntes

Anotaciones para dos aniversarios

El 23-F, Sánchez estaba a punto de cumplir 9 años y el PSOE se preparaba para renunciar al marxismo

En la anochecida del 12 de junio de 1975, quien redacta estos apuntes, entonces aprendiz de reportero, bajaba a Madrid desde la sierra tras cubrir un accidente de autocar. Ya en la carretera de La Coruña, un convoy de la Guardia Civil, inusual, con las sirenas y los «pirulos» destellantes, nos rebasó. Al llegar a la Redacción supimos que se acababa de matar en Adanero, colisionando con un camión, Herrero Tejedor, el secretario general del Movimiento. Esa madrugada, en el palacio del Senado, que entonces era la sede del Consejo del Movimiento Nacional, vimos entrar el féretro portado a hombros por, entre otros, Adolfo Suárez, vicesecretario del Movimiento, con aspecto compungido e impecablemente vestido con la chaqueta blanca de los gerifaltes del régimen. Uno, que iba vestido con una cazadora marrón, camisa abierta y pantalón de pana –no me había dado tiempo a cambiarme– desentonaba con la concurrencia y daba pábulo a la imagen de la «canallesca» que tanto haría rabiar a los viejos franquistas. Cinco meses después, el 20 de noviembre, se murió Franco en la cama y Adolfo Suárez acabó de presidente del Gobierno por designación de Su Majestad, que entonces, como Jefe del Estado, tenía más poderes ejecutivos que ahora. Y las cosas empezaron a precipitarse: aprobación por el Consejo General del Movimiento y las Cortes del proyecto de ley de Reforma Política –aquello de «de la ley a la ley, a través de la ley» de Fernández Miranda–, referéndum del 15 de diciembre de 1976, un miércoles, en el que se aprobó por un 97,3 por ciento la Reforma Política, expuesta claramente al pueblo español–«Habla, Pueblo», «Si quieres democracia vota sí»– como una apuesta por la democracia representativa, y el 15 de junio de 1977, las primeras elecciones libres en cuatro décadas, en las que ganó la UCD (seis millones y medio de votos, 165 escaños), quedó segundo el PSOE (118 escaños), se demostró que el PCE (20 escaños) no tenía nada que hacer y los fieles franquistas del 18 de julio, los de Nemesio Fernández Cuesta, se quedaron en 67.000 votos. Es decir, en dos años y tres días, el ex vicesecretario general del Movimiento había pasado de portador del féretro de Herrero Tejedor a presidente del primer gobierno de la nueva democracia española. Y, además, en un año aprobaría una nueva Constitución, la del 78, que soldaría definitivamente la Transición, aunque, a mi modo de ver, fue el 23F –un intento de golpe de Estado militar contra un miembro de la saga de los Calvo Sotelo– lo que afianzó la democracia española. Ese mes, nuestro Pedro Sánchez estaba a punto de cumplir los 9 años y el PSOE de Felipe González se aprestaba, tras perder dos elecciones, a renunciar al marxismo. Pero lo dicho: dejo esos apuntes por si le sirven de algo a los comisarios socialistas encargados de la solemne y sentida conmemoración de la muerte de Francisco Franco.

Mañana se celebra otro aniversario. Los diez años de los atentados islamistas contra el semanario satírico francés, «Charlie Hebdo», que había osado publicar unas caricaturas de Mahoma. Entre los doce asesinados, el gran dibujante Georges Wolinski, a cuya viuda los forenses no le permitieron ver el cadáver porque las balas de AK-47 dejan muchos estragos cuando penetran en la carne. Supongo que nuestra emergente cómica Lalachus sabrá apreciar las diferencias.